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Escritos de León Trotsky (1929-1940)

De una carta a un oposicionista de la URSS

De una carta a un oposicionista de la URSS

De una carta a un oposicionista de la URSS[1]

 

 

24 de agosto de 1929

 

 

 

Estimado camarada:

 

Recibimos su carta del 8 de agosto el 22 de ese mes. Cierto que no es tan rápido como cruzar de Europa a América en el Bremen; así y todo, no nos podemos quejar.

Me escribe que el espíritu de capitulación hizo presa inclusive de algunos "buenos muchachos". Lo sorpren­dente sería lo contrario. Hoy la Oposición sobrevive sin vínculos ni literatura. Lo único que lee es Pravda. Para muchos de nuestros correligionarios, el vuelco de los stalinistas y su persistencia en ese curso resultan ines­perados. Se pierde de vista la perspectiva internacio­nal. Bolchevique proclama últimamente el comienzo de una época de conflictos revolucionarios decisivos: pri­mera etapa, el Primero de Mayo berlinés; segunda eta­pa, las jornadas de agosto en todo el mundo, y así suce­sivamente. Es inevitable que esta perspectiva tranquilice la conciencia de algunos "viejos" en semibancarro­ta, y también atrape a los "buenos muchachos", es decir, a los jóvenes sin relaciones, ni información, ni li­teratura, etcétera.

Me habla de las vacilaciones de I.N. [Smirnov], dice que él difunde su proyecto de manifiesto al Comité Central, proyecto que incluye una cantidad de deseos y esperanzas muy loables que - como usted dice - desde luego, "le obligarán a abandonar". Todos conocemos muy bien a I.N., su lado bueno y su flanco débil. Más de una vez corrimos el riesgo de perderlo por el camino. Pero la conclusión siempre fue satisfactoria. ¿Lo perderemos esta vez? No lo sé; pero aunque así sea, tarde o temprano lo recuperaremos. Y recuperaremos a mu­chos más; claro está, si no los acompañamos en sus vacilaciones.

En cuanto a que estamos dispuestos a apoyar cada paso de los centristas hacia la izquierda, lo hemos dicho diez veces. Es cierto, podemos repetirlo una undécima vez. Pero esto no resuelve el problema. Necesitamos nuestra propia literatura; la claridad teórica es indis­pensable; debemos crear vínculos políticos a escala in­ternacional: así se plantea el problema ahora. Pero es imposible establecerlos ya mismo. Por ahora, debemos movernos en medio de las mayores dificultades, contra la corriente, paso a paso. Los menos perseverantes y experimentados vacilarán y se separaran.

Para un marxista serio resulta claro que este viraje de los centristas hacia la izquierda se debió exclusiva­mente a nuestra lucha. Esta fue y es de apoyo revolu­cionario auténtico, genuino. En los momentos más críticos, el centrismo hace equilibrio en la cuerda floja, sin saber para dónde dar el próximo paso. Si en 1926 y 1927 la fracción de derecha hubiera desplegado la décima parte del empuje perseverante demostrado por noso­tros en aquel momento, el viraje stalinista de 1928 hubiera sido hacia la derecha, no hacia la izquierda, ba­jo el impulso de las mismas causas objetivas. El que no lo comprenda -¿cómo decirlo cortésmente?- merece que se lo califique de tonto rematado. ¿Qué mayor "apoyo" se les puede exigir a los marxistas para los pa­sos hacia la izquierda del centrismo? No conozco ningún otro. En cuanto a Radek, Preobrashenski y el clan de capituladores en general, ven el asunto de esta manera: uno se abraza a Iaroslavski por la derecha, el otro por la izquierda y ambos lo "apoyan", susurrán­dole al oído dónde debe colocar los pies. Veremos, vere­mos cómo resulta esto en la práctica.

Me pregunta qué artículo sobre China publicó el ca­marada Urbahns, que le hizo tanto daño.[2] Un articulo indigno de que se lo tome en cuenta: una combinación de ultraizquierdismo y socialdemocracia. Apareció co­mo material para la discusión. Junto con éste se publicó un artículo absolutamente correcto del camarada Landau, también como material polémico. La posición del Consejo de Redacción sigue siendo una incógnita. Si recibe el Volkswille, entonces no es ningún secreto para usted que este tipo de errores de parte del Consejo de Redacción no son casuales. El camarada Urbahns ha dicho más de una vez que no está totalmente de acuer­do con la Oposición rusa. No se puede esperar nada de él. Sin embargo, en una serie de problemas, todos de gran importancia, está de acuerdo con nosotros en me­nos de un cincuenta por ciento. Pero eso no es nada. El camarada Urbahns nunca formuló de manera clara y explícita sus posiciones sobre los problemas en debate. No hay que consolarse con la idea de que la Leninbund es una organización ideológicamente oficial, que repre­senta los mismos principios que nosotros. Le falta mu­cho para llegar a eso. A la Oposición le aguardan bata­llas internas numerosas y muy duras. No necesitamos una política ornamental. Necesitamos claridad revolu­cionaria. Vamos a luchar por ella; y la lograremos.

Desgraciadamente, el camarada Urbahns no es el único que comete errores. El camarada Paz escribió un articulo absolutamente inaceptable sobre el mismo tema, demostrando así que, definitivamente, repetir las fórmulas generales del marxismo, no es lo mismo que aplicarlas en la realidad.

El grupo Verité asumió en Francia una posición muy correcta, al publicar un semanario que agrupa a la Izquierda comunista francesa. Creo que este órgano tiene la perspectiva de cumplir un gran papel en Fran­cia. Gracias a él se inició un reagrupamiento serio de fuerzas: los elementos revolucionarios activos se unirán bajo su bandera; los escépticos y filisteos disfrazados de oposicionistas serán arrojados inexorablemente al lugar que les corresponde.

En cuanto al "tercer periodo" proclamado por el Sexto Congreso, usted tiene toda la razón: habrá que escribir sobre ello en forma más detallada. Ahora, la fórmula del tercer período ha comenzado a ahogar lite­ralmente a la Tercera Internacional. Los problemas prácticos no se estudian de acuerdo con la verdadera situación sino con la abstracción del tercer periodo.

Para que el burocratismo en la esfera de lo táctico alcance su expresión más acabada, las fechas de las movilizaciones no se fijan según la realidad sino según el calendario. Después del 1° de mayo viene el 1° de agosto. Ahora l’Humanité proclama un septiembre anti­imperialista, puesto que el aniversario de la Liga Comu­nista Juvenil cae en ese mes. De esta manera se fija la fecha de la lucha antiimperialista según la Revolución de Octubre, y así sucesivamente. Se escriben artículos y manifiestos dedicados a esta perspectiva. La conme­moración de estas fechas de calendario debe adquirir "un carácter cada vez más revolucionario" que, a su vez, no surge del verdadero proceso de la lucha de cla­ses sino de la abstracción metafísica del tercer período.

¿Es posible imaginar una caricatura más burda del leninismo?

Y aquí entra Zinoviev. Hace poco escribió un articulo para Pravda sobre el conflicto sino-soviético. El ar­ticulo denuncia correctamente a la socialdemocracia internacional que, con la consigna de autodeterminación nacional, asume la defensa de Chiang Kai-shek. Pero no se queda allí. Según Zinoviev, es evidente que China ya entró en el "tercer período". ¿Y la supremacía de Chiang Kai-shek? A Zinoviev esto no lo conmue­ve. Chiang Kai-shek es... Kolchak,[3] y "Kolchak tam­bién obtuvo algunas victorias circunstanciales". ¿Pero acaso lo de Kolchak no fue una insurrección contrarrevolucionaria provincial contra una dictadura proletaria victoriosa? ¿Fue así, o no? En China no hay dictadura del proletariado, ni jamás la hubo. Al proletariado chino se le prohibió hasta pensar en eso. Chiang Kai-shek es el amo en los centros más importantes del país ¿Qué tiene que ver esto con Kolchak? Lo anterior no nos im­pide recordar que en 1924 Zinoviev escribió que el general Seeckt también era Kolchak.[4] ¿Por qué? ¿Con qué razón? Para dar ánimos. El verdadero Kolchak sur­gió a expensas de una revolución que estaba en ascenso, y Zinoviev creía que esa era la situación de Alemania en 1924. En honor al tercer período habría que declarar que también Mussolini[5] es un Kolchak; así el proletariado italiano podría respirar mejor. En ver­dad, las cabezas de estas personas se parecen a una pizarra en la que varios niños escribieron hasta cubrirla enteramente con sus diferentes caligrafías. Descifrarla es un trabajo arduo.

 

Pero más adelante hablaremos sobre esto. Con saludos comunistas,

 

L. Trotsky



[1]De una carta a un oposicionista de La URSS. Biulleten Opozitsi, N° 3-4, septiembre de 1929. Traducido [al inglés] para este volumen [de la edición norteamericana] por Fred Buchman.

[2] Hugo Urbahns (1890-1946): dirigente del PC Alemán expulsado por oposicionista en 1927, fue uno de los fundadores de la Leninbund que rompió relaciones con la Oposición de Izquierda a principios de 1930. El artículo "Indigno de que se lo tome en cuenta" es el de H.P., al que se hace referencia en El conflicto sino-soviético y la Oposición.

[3] Alexander Kolchak (1874-1920): comandó uno de los frentes contrarrevolucionarios de las Guardias Blancas durante la Guerra Civil rusa.

[4] General Hans von Seecht (1866-1936): oficial del ejercito alemán, encabezó el Reichswehr entre 1920 y 1926. El Quinto Congreso de la Internacional Comunista (junio-julio de 1924), y Zinoviev como presidente de la Internacional, no evaluaron correctamente la derrota de la revolución alemana de 1923 y sostenían que todavía no se habla llegado al punto culminante de la crisis revolucionaria.

[5] Benito Mussolini (1883-1945): fundador del fascismo italiano. En 1914 militó en el ala del Partido Socialista contraria a la guerra, y luego se convirtió en agente de los Aliados imperialistas. En 1919 organizó el movimiento fascista y se hizo dictador en 1922. Siguió al frente del gobierno italiano hasta 1943 y fue ejecutado por loe guerrilleros a fines de la Segunda Guerra Mun­dial.



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