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Boletín Nº 5 (Diciembre 2003)

El abstencionismo político del POR

El abstencionismo político del POR

Javo Ferreria, Lucha Obrera N° 13
periódico de la LOR-CI, Bolivia, 30 de octubre de 2003

 

El movimiento de masas ha entrado en forma activa a la escena política del país y ya nada de importancia podrá definirse sin su concurso. Todo a sido puesto en cuestión, desde el estado, el régimen democrático y su sistema de partidos, hasta el papel de las organizaciones que auto titulándose revolucionarias fueron incapaces de balbucear algunas sílabas coherentes.
De hecho, es en este tipo de acontecimientos donde se pone a prueba lo que se ha construido con anterioridad, desde la estrategia, el programa, la política y en definitiva la «calidad» militante de las diversas organizaciones. Nuevamente, varias organizaciones que se reclaman trotskistas no pasaron la prueba. Esta polémica busca ayudar a la vanguardia a asimilar y aprehender de estos errores para forjar una estrategia que sea capaz de conducir al poder obrero, campesino y popular.

El Partido Obrero Revolucionario de Guillermo Lora, tiene más de 60 años de historia. Ha pasado por diversos procesos revolucionarios, como son la revolución del 52', el proceso revolucionario de los 70' con la Asamblea Popular, y el ciclo 82'-85'. Sin embargo luego de tanta «escuela» y experiencia, en el nuevo levantamiento obrero y campesino del mes de octubre, el lorismo jugó un papel directamente abstencionista.

El 17 de octubre, hasta las 17:00 Hs, en que aun no estaba claro el destino del conflicto y donde la vanguardia se preparaba para librar nuevos y más duros combates que destrabaran la situación, circulaba el ejemplar de Masas numero 1875 donde leemos: «El POR encara la Ley - Esencia de la historia de Bolivia» y líneas mas bajo, con el tono propio de agoreros: «¡Viva la Revolución Proletaria!, Nos salvara de la opresión imperialista y de la burguesía ladrona y lacayuna. ¡Nos liberara!». Para finalmente agitar ¡Viva el gobierno obrero y campesino!. ¿Qué organización social concreta proponía el POR para materializar el tan mentado gobierno obrero y campesino? Nada1 . En este mismo panfleto no hay una sola línea que luchara por poner en pie comités de autodefensa en el camino de garantizar milicias, ya que como reiteraron en el cabildo del miércoles 15, lo que había que buscar era «ganar a las instituciones militares y policiales para la causa del pueblo». Vergonzoso, máxime luego de la masacre que habían sido víctimas los trabajadores y el pueblo durante los días previos por parte de esas mismas instituciones que los loristas querían ganar. En Masas nº 1876, es decir, luego de los grandes acontecimientos que conmovieron al país, el POR, luego de denunciar correctamente la sucesión presidencial afirma: “Pueblo de Bolivia: organizarse y armarse para consumar la revolución social, que sepultará a la burguesía y a las transnacionales ladronas e impondrá el gobierno obrero y campesino”. Nuevamente sin decir una sola palabra de cómo organizarse, de cómo armarse, y de cómo se tendría que haber efectivizado el gobierno obrero y campesino, en los días decisivos.

 

La adaptación sindicalista

¿Cuál es el motivo de semejante abstencionismo en una organización que se titula revolucionaria? En Bolivia, durante décadas, la lucha reivindicativa acercó en reiteradas oportunidades al proletariado al borde del poder, pero si este era el punto fuerte también era su talón de Aquiles, ya que el asunto del poder es una cuestión eminentemente política, y solo se puede resolver mediante un programa político2 . El POR, sin embargo, se adaptó a las estructuras sindicales moldeadas por la burocracia sindical, convirtiéndose en un partido cuyo único horizonte era el de presionar a la burocracia sindical a ir mas allá. Hoy, luego de los profundos cambios estructurales en el seno de la clase obrera y del estado, donde la posibilidad de conseguir migajas sindicales esta profundamente agotada y cuando la clase obrera se ve obligada a entrar en escena no por demandas parciales o sindicales, como en el levantamiento de octubre, la estrategia sindicalista es impotente para dar una salida. Sin hacer el menor intento de explicar por qué la clase obrera y el pueblo no tomaron el poder, el POR reseña “las enseñanzas de la lucha última”: “I. Las masas campesinas, obreras, de la clase media de las ciudades, llevaron en el seno de su lucha enfurecida la urgencia de acabar con la propiedad privada burguesa. Los del agro buscaron, de manera inconfundible, el retorno de la tierra a manos de los campesinos, de las nacionalidades nativas. II. Los mineros, los obreros de las fabricas, se encaminaron a ocupar las empresas, para administrarlas directamente bajo la forma de control obrero colectivo. III. Cansados de la farsa de la democracia burguesa practicaron en sus movimientos y actos la democracia directa, recordando lo que es costumbre diaria en los ayllus y en las organizaciones sindicales. IV. Los cabildos abiertos se convirtieron en practica diaria. Los combatientes actuaron y se guiaron desde el seno de los cabildos y conforme a las resoluciones que adoptaron. Los cabildos son formas elementales de los soviets, que son las formas organizativas y de acción durante la lucha hacia el gobierno futuro. La lucha no ha terminado y mañana las masas se encaminaran directamente a la conquista del poder político.”3 . Estas cuatro “enseñanzas” ni siquiera respetan los hechos. Mientras en el país se realizaban cientos de enfrentamientos con la policía y el ejercito, que tenían como motor a las demandas antiimperialistas y democráticas contra el gobierno de Sánchez de Losada, el POR no sólo no las nombra sino que por el contrario habla de tomas de fábricas y minas y administración obrera colectiva, sin poder dar un solo ejemplo de esto. Aquí el POR se ve en la necesidad de reinventar la realidad para recrear un «sindicalismo rojo» que solo existe en las páginas de Masas y encubrir la impotencia para dar una salida política al gran levantamiento de octubre.
Finalmente, decir que los cabildos vendrían a cumplir el papel de los soviets en forma elemental es la mejor manera de no pelear por los mismos. Todo aquel que conozca aunque más no sea parcialmente el funcionamiento de los cabildos, sabe que incluso sus resoluciones más progresivas pueden ser pisoteadas al no existir una forma de organización y representación estable de las masas en lucha. Al disolverse el cabildo, nuevamente el control de las decisiones vuelven a manos de los cuerpos dirigentes de las organizaciones sindicales, que en la mayoría de los casos no reflejan fielmente al estado de ánimo y la voluntad de lucha de las masas movilizadas.
Con esta ‘política’, si se puede llamar así al abstencionismo, el POR se condena a la impotencia, y no combate la estrategia de la burocracia sindical y los reformistas que, como lo muestra la historia social boliviana, sólo pueden llevar a derrotas y frustraciones pese al heroísmo de la clase obrera y del movimiento de masas en general.

 

1 El pequeño grupo de simpatizantes del Partido Obrero de Argentina tuvo el triste merito de repetir, en forma caricaturesca, la misma abstencion. Reproducimos el final de un volante repartido por esta gente y firmado por el sindicato de la cerveceria que supuestamente influyen: “Bolivia ha entrado en un momento crucial de su historia, esta llegando la hora de acabar con la clase dominante y la sociedad decadente en la que vivimos. En esta tarea la clase obrera, los fabriles bolivianos seremos los forjadores de este destino junto a los campesinos y el pueblo en la medida que logremos dotar a este movimiento de una perspectiva politica que ahora no tiene.” Como no la tiene, y mientras estos comentaristas la construyan, se abstienen de proponer algo. Vergonzoso.


2 Las jornadas de marzo del 85 que pusieron a los mineros al borde del poder fueron motorizadas por cuestiones salariales y desactivadas presisamente con un miserable aumento salarial. Asi mismo el proceso revolucionario de los 70’ tenia a la Asamblea Popular como eje aglutinador del movimiento de masas, pero su programa casi excluyente era la ‘cogestión obrera mayoritaria de COMIBOL’, lo que hemos denominado como “sindicalismo maximalista”. En estos dos procesos el POR fue unicamente la extrema izquierda de este sindicalismo.


3 Masas nº 1876