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Clásicos de León Trotsky online

La IVª Internacional en España

La IVª Internacional en España

10 de junio de 1937, Associated Press.

Extracto de una entrevista concedida el 10 de junio a la Associated Press, publicada in extenso en La Lutte ouvriere del 28 de junio siguiente. T. 4150.

 

 

 

-¿Cuál ha sido la política y la actividad de la IVª Internacional en el actual conflicto español?
-La sección española de
la IVª Internacional ha sido fundada hace escasamente dos o tres meses.[1] Por consiguiente, de momento, es muy pequeña. Desgraciadamente no tengo ningún tipo de contacto con ella. El movimiento insurreccional -el del 3 y 4 de mayo- en la medida en que yo pueda juzgarlo desde aquí, fue un movimiento espontáneo de las masas anarcosindicalistas y, en parte, los obreros del P.O.U.M.[2]. Este último no sólo no es trotskysta sino que expulsa a los trotskystas de sus filas:[3] La Komintern llama «trotskystas» a todos los que no se arrodillan ante sus órdenes. En mis declaraciones precedentes no he cesado de repetir que la política radicalmente falsa de la Internacional comunista en España, no puede sino provocar el descontento de las masas, así como levantamientos espontáneos, claramente ventajosos para los fascistas[4]. Los acontecimientos más recientes no constituyen sino una trágica confirmación de esta predicción



[1] En una entrevista a La Lutte ouvriere (9 de marzo de 1939), G. Munis afirmará: «Después de la formación del P.O.U.M., el movimiento no se reconstruyó hasta varios meses después del comienzo de la guerra civil». En una carta del 30 de octubre de 1936, los bolcheviques-leninistas Carlini, Guido y Fernández habían pedido entrar como fracción a las filas del P.O.U.M. La Voz Leninista, órgano impreso de la sección B.-L., apareció por vez primera en abril, sucediendo a un boletin xerocopiado. Según José Quesada (carta del 29 de diciembre de 1972) era obra de G. Munis, Esteban Bilbao y algunos otros amigos personales del primero.

[2] En esta época Trotsky debía haber recibido el informe sobre las. jornadas redactado por Carlini. El papel de los trotskystas no había sido despreciable. Moulin se había ganado la confianza del núcleo de Los Amigos de Durruti, y había redactado con ellos un célebre panfleto distribuido en las barricadas. José Quesada se acuerda de una entrevista entre él y Carlini por una parte, y Jaime Balius y otros dirigentes de Los Amigos de Durruti de la otra, para intentar impulsar la insurrección de los trabajadores de Barcelona, objetivo sobre el que habla llegado a un acuerdo. Un militante trotskysta, Julio Cid Gaitán, veterano de las Juventudes Socialistas y de la Izquierda comunista en Andalucía, murió durante los combates de Barcelona. Sorprendido por la insurrección franquista en Sevilla, se habla unido a las filas republicanas y militaba en Barcelona. A pesar de que La Voz Leninista de abril de 1937 afirmaba que murió por equivocación a causa de una bala salida de una barricada de la C.N.T., José Quesada piensa que fue asesinado por elementos relacionados con el P.S.U.C.

[3] Durante el verano de 1936, numerosos trotskystas extranjeros, habían sido, no excluidos, sino no admitidos en el P.O.U.M., después del fracaso de la misión de Rous. Unas actas del C.C., publicadas en La Batalla, demuestran que el problema aún estaba en el orden del día (19 de diciembre de 1936). «Arquer explica que ha combatido en el frente a los trotskystas que hacían trabajo fraccional.» Sin embargo, tuvieron lugar algunas expulsiones. La Lutte ouvriere del 16 de abril publica la carta de un trotskysta alemán, K. H Lenz (Kempinsky) que se queja de haber sido expulsado de la J.C.I. bajo su verdadero nombre, encontrándose en el frente, mientras su familia residía en Alemania. Este militante subraya que los trotskystas son expulsados, mientras los brandlerianos –cuya organización aceptaba las tesis de la acusación de los procesos de Moscú- ocupaban puestos de responsabilidad.

[4] Estas advertencias indican ciertas dudas de Trotsky en cuanto a la interpretación de las jornadas de mayo. Sin embargo, dos meses más tarde, desarrollará, contra Vereecken, la línea esbozada en sus «Remarques sur L’insurrection».



Escritos sobre España - Tomo I y II