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Boletín Nº 1 (Abril 2003)

Manifiesto a los obreros y campesinos de la India

Manifiesto a los obreros y campesinos de la India

Comité Ejecutivo de la IV Internacional,

26 de septiembre 1942, Fourth International y Les Congrès de la Quatrième Internationale, Tomo 2.

 

Obreros y campesinos de la India, la IV° Internacional, el partido mundial de la revolución socialista, está a su lado en la lucha por la liberación nacional de la India. Las secciones de la IV° Internacional en todo el mundo, llaman a la defensa de la lucha contra los imperialistas que intentan bañarla en sangre.

Nosotros hemos instado a movilizar a los obreros y campesinos de todos los continentes para ayudar a las masas indias a conquistar su libertad. Mientras que la II° y la III° Internacional, los reformistas y los stalinistas, van detrás de Churchill, al condenar la lucha que se desarrolla actualmente en India, la IV° Internacional brinda el más firme apoyo a los indios que combaten por su liberación. Denunciamos a todo dirigente obrero que se oponga a la lucha de la India por su independencia como un agente del imperialismo.

 

La India y la IV° Internacional

Todos los trabajadores deben ser solidarios con las luchas por la independencia que se desarrollan en la India, en China y en todos los países semi - coloniales del continente asiático.

Así como está escrito en nuestras tesis, La IV Internacional y la Guerra (1934), la lucha en las colonias “es indiscutiblemente progresista: el hecho de arrancar a los pueblos del atraso del asiatismo, del regionalismo, de la sumisión al extranjero, significa un golpe severo al imperialismo.

En la Conferencia de fundación de la IV° Internacional en 1938, nosotros expresamos en nuestro programa: "Algunos países coloniales o semi – coloniales intentarán, sin ninguna duda, utilizar la guerra para rechazar el yugo de la esclavitud. En este caso, la guerra no será imperialista, sino emancipadora".

Esta caracterización se aplica plenamente a la India y a China.

Durante el primer período de la guerra actual, la Conferencia extraordinaria de la IV° Internacional, en su Manifiesto sobre la Guerra Imperialista y la Revolución Proletaria Mundial (mayo 1940), declaraba: “Al crear dificultades y peligros enormes en los centros metropolitanos de los imperialismos, la guerra abre vastas posibilidades a los pueblos oprimidos. El gruñido del cañón en Europa anuncia que la hora de su liberación se aproxima". En el mismo Manifiesto, tomando nota de la declaración de Gandhi que se negaba a crearle dificultades a Gran Bretaña durante la profunda crisis que tenía, decíamos: “¡Como si los oprimidos nunca hubieran sido capaces, en cualquier lugar y cualquier tiempo que sea, de liberarse sin explotar las dificultades de sus opresores!”

Desde entonces, Gandhi y una fracción de la burguesía india han sido obligados, por los eventos y bajo presión de las masas indias, a lanzar una campaña de desobediencia civil. León Trotsky, fundador de la IV° Internacional, había examinado esta eventualidad cuando escribió, en vísperas de la guerra, en su Carta Abierta a los Trabajadores de la India (julio 1939): “En el caso en que la burguesía de la India se encuentre obligada a dar el más mínimo paso en el camino de la lucha contra la dominación arbitraria de Gran Bretaña, el proletariado apoyará naturalmente este paso. Pero lo apoyará con sus propios métodos: mitines de masas, consignas audaces, huelgas, demostraciones y acciones de combate más decisivas, dependiendo de la relación de fuerzas y de las circunstancias. Precisamente, para hacer esto, el proletariado necesita tener las manos libres. Para el proletariado, es indispensable la independencia completa respecto de la burguesía, sobre todo para que pueda ejercer influencia sobre el campesinado, la masa predominante en la población de la India. Sólo el proletariado es capaz de llevar adelante un audaz programa agrario revolucionario, de levantar y reunir a las decenas de millones de campesinos y conducirlos en la lucha contra los opresores indígenas y el imperialismo británico.”

Estas posiciones de la IV° Internacional sobre la naturaleza de la futura revolución de la India se han revelado exactas a la luz de los acontecimientos. Los mejores elementos revolucionarios indios lo han comprendido bien en los últimos años y, en marzo de 1941, los grupos y los partidos obreros procedentes de la India y Ceylan se están reuniendo para crear una sección de la IV° Internacional. Tras haber logrado integrar a otros grupos en el nuevo partido, sobre la base de un proyecto de programa, el Partido Bolchevique – leninista de la India fue creado oficialmente en mayo de 1942, justo en las vísperas de la lucha que se lleva actualmente. Dirigida por combatientes probados en la siniestras prisiones del imperialismo británico, nuestra sección india apoya sinceramente la lucha actual y participa en ella activamente. Nosotros confiamos en que las lecciones de los acontecimientos la harán volverse la vanguardia reconocida de los obreros y campesinos indios.

Es necesario derribar la dominación colonialista británica

Los acontecimientos han demostrado indiscutiblemente que el imperialismo británico no aceptará jamás la independencia nacional de la India. Si Gran Bretaña consiente en acordar “la exigencia” de los supuestos “amigos de la India”, de retomar las negociaciones entre el Congreso Pan – Indio y el gobierno británico, eso solo dará como resultado lo mismo que ha dado la gigantesca superchería de la misión Cripps: una gran estafa. La advertencia brutal de Churchill a la Cámara de los Comunes, el 10 de Septiembre de 1942, vuelve evidente para cualquier persona que su política sigue siendo la misma que en enero de 1930 cuando declaraba a los Comunes: “Tarde o temprano, tendrán que aplastar a Gandhi y al Congreso Indio, así como a todo lo que ellos representan”

El imperialismo británico no aceptará nuevas negociaciones a menos que estime que la represión terminará por derribar al movimiento obrero y al movimiento nacionalista indio. Las negociaciones y los “compromisos” que resulten no tendrían otro fin que facilitar una tregua al imperialismo británico, en el curso de la cual prepararía medidas más eficaces para aplastar a los campesinos y los obreros de la India. Tal era, precisamente, el papel que han jugado las negociaciones de Cripps, desarrolladas en el momento en que cayeron Singapur y Malasia y en el que el poderío militar británico en Oriente era destrozado; las negociaciones le han permitido a Churchill enviar a India nuevas tropas y armas, para llevar a cabo la represión que reina hoy. El segundo objetivo de las negociaciones de Cripps ha sido el de crear la ilusión que Gran Bretaña realmente deseaba acordar con la India su liberación, una ilusión que es aún lo suficientemente fuerte como para engañar a amplios sectores de la clase obrera norteamericana y británica que, sin ella, serían solidarias con la lucha de la India por su liberación. Los dirigentes del Congreso, al participar en las negociaciones secretas con Cripps, han ayudado a Churchill a propagar esta ilusión. Nuevas negociaciones darían un renuevo de vida a esta ilusión peligrosa.

Es absurdo dirigirse a Gran Bretaña para pedirle que no cometa en India el mismo "error" que en Birmania o Malasia. Los dirigentes británicos saben lo que hacen. El imperialismo británico dirige este guerra para conservar su imperio. Perder definitivamente su dominación en India sería perder la guerra. Como en Birmania y en Malasia, el imperialismo británico incluso preferiría dejar que los japoneses invadan la India, con la esperanza de reconquistarla, más que perder la India para siempre, abandonándola al movimiento de independencia nacional. Esta realidad esencial debe ser comprendida por los trabajadores del mundo entero.

El imperialismo británico dejaría de existir si perdiese la India para siempre. “Si nosotros perdemos la India, el Imperio se derrumbará; al comienzo económicamente, después políticamente”, escribía Lord Rothermere en sus periódicos, el 16 de mayo de 1930. En el transcurso del debate sobre la Constitución de 1935, Churchill hizo una declaración radiofónica destinada a los EEUU, explicándoles "por qué Inglaterra no podía permitirse abandonar a la India" porque "dos de cada diez ingleses dependen de la India". El mito según el cual el imperialismo británico ha mitigado su expoliación en la India está desmentido por los hechos más evidentes: en 1911, las inversiones británicas en la India constituyeron el 11% de sus haberes de ultramar; en 1937, sus haberes en la India alcanzaron el 25% de estas. Asimismo, además de las gigantescas ganancias sacadas de estas "inversiones" (de hecho se trata de un botín arrebatado a la India para ser “invertido” allí), la mayor parte de los fondos indios que afluyen cada año a Londres sirven, de hecho, al control político (pago de las tropas británicas, encargo de suministros al gobierno indio, pago de bonos garantidos del virrey, sueldos de funcionarios, pensiones, etc.). Estas dos formas de pillaje se acabarían con la independencia nacional pues, sin importar cuáles serían los compromisos que pueda tomar un gobierno nacional burgués en materia de pagos a Gran Bretaña, las necesidades enormes de las masas indias pauperizadas pronto tendrían que poner término a esta estafa.

La deuda “pública”de la India ha aumentado un 10% por año en el curso de los últimos ochenta años, mientras que, por otra parte, la renta nacional no ha aumentado más que un 1%. Esto muestra bien cómo Gran Bretaña desangra a la India. Este pillaje constituye la espina dorsal del imperialismo británico. Sin él, el capitalismo británico estaría condenado. Si la reducción relativamente leve de los mercados exteriores británicos desde la primera Guerra ha provocado una crisis política cuyo apogeo fue la huelga general de 1926, la pérdida de la India provocaría, sin ninguna duda, una revolución socialista en Gran Bretaña. La clase dirigente británica nunca aceptará distender voluntariamente su opresión sobre la India, pues jamás una clase dominante ha abandonado la base misma de su existencia.

¡Tengan cuidado con la “mediación”norteamericana!

Las ilusiones con respecto al imperialismo norteamericano pueden ser tan peligrosas como con respecto al imperialismo británico. Sin embargo, desde hace años, los dirigentes del Congreso pan – indio han considerado a Washington con el objetivo de obtener un apoyo de los norteamericanos. No han comprendido, o no han visto que el imperialismo norteamericano deseaba poner fin a la dominación británica para reemplazarla por la penetración, también imperialista, del dólar. La Liga india, que representa en los EE.UU el partido del Congreso, le da poca importancia a la real simpatía de amplios sectores de la clase obrera norteamericana por la independencia de la India, y pone, al contrario, su atención en los “amigos de la India” en Washington y en la prensa burguesa.

El fracaso de las negociaciones Cripps ha mostrado, sin embargo, lo que valían estos “amigos” burgueses americanos. Una verdadera conspiración del silencio ha disimulado la versión del Congreso, mientras que la radio y la prensa norteamericanas reproducían las mentiras de Cripps. El 23 de julio, el discurso del secretario de estado, emitido evidentemente para la India, señalaba que los pueblos colonizados al comienzo debían apoyar la guerra y así “mostrarse dignos, por sus actos” de una “libertad” que vendría después de la guerra. Si Churchill se ha negado a hacer la menor concesión en la India, esto es, sin duda, en gran parte, porque la prensa y el gobierno norteamericano lo han alentado.

En el transcurso de las cinco primeras semanas del terror blanco británico en India, iniciado el 9 de agosto, Washington ha mantenido su política de apoyo total a Churchill. La radio y los periódicos norteamericanos se han hecho eco de todas las calumnias británicas en cuanto a la lucha de la liberación en India. Sólo cuando se volvió evidente que los británicos no lograban aplastar la resistencia, Washington cambió de táctica, exhortando secretamente a Churchill a abrir nuevas negociaciones con los dirigentes del Congreso. EEUU esperaba que las nuevas y largas negociaciones apaciguaran a la India. Pero, en el fondo, Washington continúa apoyando a Churchill en India; toda ilusión sobre que una presión de Roosevelt en la política británica hacia la India sería beneficiosa para las masas indias, puede ser fatal para la causa de la independencia. Es absolutamente falso pensar que, si Gran Bretaña acepta su mediación, Roosevelt jugará el rol de un juez imparcial entre las fuerzas que se enfrentan en la India. Podemos predecir, al contrario, que Washington instruirá un simulacro de proceso que terminará con una decisión favorable a Gran Bretaña y a sus agentes indígenas locales.

La radio y la prensa norteamericana continúan relatando en términos favorables a los ingleses las “informaciones” provenientes de la India. Las raras noticias o las editoriales críticas a la política de Churchill son, al mismo tiempo, hostiles al Congreso pan – indio y a las masas en lucha y tienen por objetivo apoyar la idea de una mediación norteamericana. Estas críticas a Churchill estarían igualmente destinadas a blanquear a los EEUU de toda responsabilidad sobre el terror blanco que reina en India y a intentar preservar el prestigio en andrajos de las naciones aliadas, a los ojos de las masas coloniales de Asia, África y América Latina. Estas son, en efecto, sinceramente solidarias con la lucha de la India. Pero por cada palabra de crítica respecto a Churchill, hay mil en contra de la lucha de la India por su independencia.

El rol traidor del stalinismo

A diferencia de Gran Bretaña y de EEUU, la URSS lleva adelante una guerra progresista; todos los trabajadores tienen el deber de apoyar al estado obrero soviético contra la invasión imperialista. Sin embargo, mientras lo hacen, los trabajadores indios deben comprender que hay una diferencia fundamental entre la Unión Soviética y Stalin. ¡No confíen ni un solo instante vuestra suerte a la burocracia de Stalin! En la URSS, el régimen del Kremlin ha eliminado la democracia soviética que existía en tiempos de Lenín y de Trotsky y no le otorga ningún medio de expresión a las masas. Stalin tiene una concepción burocrática de la defensa de la URSS; solo apunta a preservar su propio régimen reaccionario que no contiene ningún trazo de internacionalismo. De ningún modo Stalin apoyará una revolución en la India, pues alentaría a las masas soviéticas a dirigir sus propias reivindicaciones contra Stalin. No hay más que ver las reacciones de sus servidores para constatar hasta qué punto Stalin es hostil a la revolución india: la prensa soviética no ha dicho una palabra en apoyo a la lucha que se desarrolla en India, mientras que la prensa stalinista en Gran Bretaña, América y en otros lugares condena vuestra lucha al pretender que esta “obstaculiza” los esfuerzos de guerra de las naciones aliadas.

Los partidos comunistas británico y norteamericano explican a los trabajadores que no deben apoyar vuestra lucha por la independencia. Los partidos comunistas, que son simplemente agentes de la política anti – internacionalista de Stalin, dicen que todo debe subordinarse al esfuerzo de guerra de las “democracias”. ¡Mientras que condenan al Congreso pan – indio por su campaña de desobediencia civil, los stalinistas no formulan ninguna crítica respecto a Jinnah y otros agentes del imperialismo británico que sabotean la independencia de la India! Y proponen “resolver” el conflicto apelando a la mediación de Roosevelt. Una vez más, los acontecimientos en India ponen al descubierto la traición del stalinismo.

Las simpatías chinas por la lucha de las masas indias es tan fuerte que el mismo Chiang Kai – shek está obligado a rendirle homenaje con indiferencia; pero lo hace con el mero fin de obtener una mediación tripartita de EEUU, URSS y China. ¡No olvidemos que la visita de Chiang Kai – shek a la India en la última primavera contó con la aprobación de Churchill! Chiang Kai – shek dirige la China como un verdadero dictador y no aprueba ninguna simpatía por vuestras aspiraciones democráticas. El es quien ha aplastado la revolución china de 1927, porque tenía miedo a los obreros y a los campesinos. Y es precisamente, porque él había derrotado esta revolución y las fuerzas que ella contenían, que Japón pudo atacar a China. La amnistía que Chiang Kai – shek mantiene con Nehru y con otros dirigentes del Congreso no quiere decir que sea un amigo de la revolución india; al contrario, los que pueden seguir siendo amigos de Chiang Kai – shek muestran por eso mismo que nada les impedirá hacer sufrir a la revolución india la suerte que Chiang Kai – shek ha hecho sufrir a la revolución china.

Si Stalin y Chiang Kai – shek jugasen el rol de mediadores en el conflicto, no hay ninguna duda que la decisión que surgiría de esto sería enteramente aceptable para Churchill y Roosevelt. Las masas indias no pueden, entonces, esperar ningún apoyo de parte de las “democracias”, ni del Kremlin ni del gobierno de Chungking.

 

La lucha contra el imperialismo japonés

En lo que respecta a las promesas de "independencia” acordadas por el imperialismo japonés, la IV° Internacional no puede más que volver a advertir a nuestros camaradas indios:

“El Partido Bolchevique – leninista de la India pone en guardia a las masas para que no confíen más en las promesas tramposas de los imperialistas japoneses que en las proposiciones mentirosas del imperialismo británico. Así como la primera tarea de las masas chinas es derrotar al imperialismo japonés, el de las masas indias es tirar abajo al imperialismo británico. Este es el mejor ejemplo que podemos dar a los soldados de Mikado para que vuelvan sus armas contra sus propias amos imperialistas, el mejor medio de persuadir a los millares de birmanos abusados que combaten al lado de japoneses de reunirnos en la poderosas lucha por liberar a la India y Birmania de todos los imperialismos. Este es el mejor medio de contribuir a una derrota real del imperialismo japonés y a la victoria de las masas chinas”

La India es el eslabón más débil del imperialismo

La revolución de los obreros y campesinos indios contra el imperialismo británico encontrará aliados si la lucha se lleva adelante con la más firme determinación. No en los edificios gubernamentales de Washington o Londres, de Moscú o Chungking, de Tokio o Berlín, sino junto a los obreros y campesinos del mundo entero. Son ellos los aliados de la revolución india.

¡Proletarios indios! Está en vuestro poder asumir hoy el glorioso papel que los trabajadores de la vieja Rusia zarista atrasada asumieron en 1917. La estrella roja de la revolución rusa surgió en el tercer año de esa noche que fue la Primera Guerra imperialista. Los trabajadores rusos estaban entonces terriblemente aislados en un mundo poblado de enemigos, pero las masas oprimidas de todos los países salieron a ayudarlos. La estrella de la revolución rusa ha guiado a las masas alemanas, austríacas y húngaras que se sublevaron; ha contribuido al despertar de las masas en Europa, África y Asia. Rusia era, en 1917, el eslabón débil del imperialismo, ¡hoy es la India! Como en 1917, la ruptura de ese eslabón favorecerá una serie de revoluciones que, a cambio, vendrán a ayudar a la revolución india contra el imperialismo.

¡Y esta vez, si nuestra voluntad revolucionaria es suficientemente fuerte, en todas partes la revolución se transformará ineluctablemente en una victoria definitiva contra todos los imperialismo! Vuestra lucha revolucionaria actual en la India es en sí una prueba de que la nueva oleada revolucionaria será mucho más grande y más profunda que la que ha surgido de la Primera Guerra mundial. En 1914 – 1918, Asia había conocido la paz de los cementerios; todas las potencias imperialistas que tenían intereses en ese continente (Gran Bretaña, EEUU, Francia, Portugal y Japón) estaban unidas para preservar el “orden”. La burguesía india y el Congreso pan – indio han apoyado la guerra, en lugar de sacar partido de las dificultades de Gran Bretaña en Europa; Gandhi, el “pacifista”, ha ayudado a ese país a reclutar soldados indios y hacer suscribir los empréstitos de guerra; cientos de miles de soldados indios han sido masacrados en Gallipoli1 y en otras campañas donde han servido de carne de cañón a los británicos. Gracias a la “paz”en Asia y a la ayuda servil de la burguesía india, Gran Bretaña ha salido de la Primera Guerra mundial sin conocer graves dificultades en India.

¡Cuán diferente es la situación esta vez, cuán favorable es para la revolución india! Desde el comienzo de la guerra, las masas indias han obligado a los ministros del congreso a dimitir en señal de protesta. Hoy, los obreros y campesinos indios obligan al Congreso a lanzar una campaña de desobediencia civil. Durante este tiempo, los imperialistas se enfrentan en Asia, sin que tengan en vista una salida a su guerra. ¡Ahora es el momento para que la India conquiste su independencia! ¡Rompan el eslabón más débil de la cadena imperialista y los pueblos del mundo entero los seguirán y se unirán a la lucha!

El nuevo aire de los obreros británicos

No tienen que temer que los soldados británicos constituyan un obstáculo insuperable al derribamiento del imperialismo. ¡Un nuevo aire se propaga entre los trabajadores y los soldados británicos! El gobierno británico intenta esconderlo pero el hecho está allí y es mortal para el imperialismo británico.

Hoy, en Inglaterra, la aplastante mayoría de los obreros no confían más en el gobierno de Churchill. Los capitalistas de ese país no podrían gobernar si no reciben el apoyo de los dirigentes del Partido Laborista. Sin embargo, tras dos años de coalición gubernamental laborista – capitalista, los obreros no solamente están descontentos con los ministros burgueses, sino también con los ministros "laboristas”. A pesar de las leyes antihuelgas y los encarcelamientos, a pesar de los llamados frenéticos a los dirigentes laboristas, los obreros, en Inglaterra, recurren más y más a la huelga, entrando así directamente en conflicto con el gobierno. Las derrotas británicas en el Extremo Oriente, debidas ante todo al rechazo de las masas coloniales a combatir y morir por sus opresores, han abierto, más que nunca, los ojos a los trabajadores ingleses sobre las fechorías del imperialismo. Esos obreros desean sinceramente aliarse a las masas indias. Comienzan hoy a comprender que esto será imposible si tanto Churchill como cualquier otro gobierno capitalista, esté en el poder en Gran Bretaña. Comienzan a darse cuenta que la dominación inglesa en la India se acabará, ya sea por la invasión japonesa, o por el reemplazo norteamericano, o por una revolución india victoriosa. Los trabajadores británicos tienen más interés en lo que logre la revolución india, que en ver caer a la India bajo la dominación norteamericana o japonesa. Además, el desmantelamiento del imperio británico planteará una cuestión vital para los trabajadores británicos, la de la necesidad de un gobierno de los trabajadores en Gran Bretaña, que cooperaría con una India libre, con otros gobiernos obreros y con los países no imperialistas, para acabar con todos los imperialismos, ya sean “fascistas” o “democráticos”.

Este nuevo estado de ánimo que existe entre los obreros británicos se encuentra también entre los soldados, cuya mayoría proviene de la clase obrera. En todas partes, estos soldados discuten intensamente sobre cuestiones políticas, lo que no tiene precedentes en la historia del imperialismo británico. Entre los que están en India y Ceylan, hay numerosos adherentes a sindicatos y obreros politizados; algunos de ellos convencidos ya del futuro socialista de la humanidad. Muchos de ellos son veteranos de duras huelgas contra los capitalistas británicos. Si estos obreros y soldados apoyan la guerra dirigida por su país, es porque creen, erróneamente, que el gobierno británico combate realmente contra el fascismo. Los soldados que ustedes ven no van hacia la India a luchar contra ustedes, sino con la convicción de que van a aplastar al nazismo y a vencer al totalitarismo japonés. Al llegar a la India, descubren cosas que ignoraban completamente. Han visto en qué miseria y en qué opresión el imperialismo británico los mantiene y no quieren cargar con semejante responsabilidad.

Los homicidas oficiales británicos dan orden de fusilar; pero los soldados no quieren tirar y, a pesar de la amenaza de una disciplina militar de hierro, no tirarán si pueden encontrar otra solución. ¡A ustedes les corresponde mostrarles que la hay! La propaganda imperialista les ha repetido el mito de que ustedes no serán capaces de gobernarse a sí mismos, que solo las “razas marciales” que están en su país serán capaces de combatir. Ustedes pueden desmentir a los opresores demostrándoles que ustedes están determinados a luchar hasta la muerte por vuestra libertad. ¡Recuerden que en Rusia, en 1917, los cosacos se habían negado a disparar tan pronto como advirtieron que las masas estaban decididas a derrocar a los opresores! Los mismo ocurrirá en la India cuando, por su firmeza y su actitud de fraternización, hayan llegado al corazón de los trabajadores ingleses en uniforme.

Los métodos revolucionarios contra los métodos del Congreso

Nosotros escribimos desde lejos y mucho de lo que sucede en India está distorsionado por la censura británica. Sin embargo, está claro que los obreros y campesinos indios han desplegado, en las últimas semanas, inmensos esfuerzos para liberarse del yugo británico y que están listos para hacer todavía más. De la lectura de los discursos plañideros que pronunciaron los zamindars2 y los capitalistas en la Asamblea Legislativa central, en la que le piden a los británicos que sean más razonables, sabemos que estos agentes de Gran Bretaña tienen miedo que la gran oleada de lucha de masas los barra a ellos, junto con los británicos.

Pero también está claro que los esfuerzos heroicos de los obreros y campesinos no son utilizados para obtener los mejores resultados. Se despilfarra una energía inestimable, hay víctimas inútiles, todo esto por que no hay una dirección y un plan real en la lucha.

La insuficiencia de los métodos actuales de lucha en India provienen de la falsa teoría de los dirigentes del Congreso. Su meta, para esta campaña de desobediencia civil, así como para la de 1930 – 1934, es crear una situación de punto muerto, de “equilibrio”’suficientemente largo, que obligue a los británicos a abrir las negociaciones sobre la base de las reivindicaciones de independencia del Congreso. ¡Pero esto significa que el Congreso le pide a Gran Bretaña que consienta a la independencia! Esta teoría es absolutamente errónea. Ninguna situación de “equilibrio” obligará a los ingleses a aceptar la independencia. Obviamente, preferirían ahogar a la India en un baño de sangre antes que concederle la libertad.

La teoría del “equilibrio” no expresa las aspiraciones de los obreros y campesinos. Representa el punto de vista de aquellos que, en última instancia, quieren ser los socios de Gran Bretaña, más que ver a los trabajadores y campesinos derribando al raj (autoridad) británica. Refleja la opinión de los capitalistas y los zamindars en la dirección del Congreso, no de la de los adherentes de base que no pueden pagar su cotización.

¡Obreros y campesinos indios; desconfíen de aquellos sobre los cuales el yugo británico reposa de manera tan distinguida! En los únicos en que pueden confiar para liberarse de ese yugo, es en aquellos que trabajan como bestias de carga y que tiene hambre. Pero los que viven en las grandes residencias, que rivalizan en nivel de esplendor con los palacios de los capitalistas británicos, los que pagan mil rupias para sentarse en las reuniones del congreso, ¡estos no creen que el yugo británico sea particularmente exasperante! Su querella con los británicos no es, de hecho, más que una disputa entre gente del mismo bando, por la distribución de las riquezas, lo que quiere un Birla o un Rajaj3, es el derecho a explotar a los obreros y los campesinos indios sin dar una parte tan grande de la torta a los ingleses.

Incluso ahora, mientras que están en conflicto con los británicos, los miembros ricos del Congreso y sus agentes políticos tienen miedo a las luchas de los obreros y campesinos. Temen por encima de todo que las masas tomen en sus manos el destino de la India y que la reivindicación de independencia no signifique solamente libertad política, sino también libertad económica. Para impedirlo, han impuesto a las masas el método inadecuado del “equilibrio”. Y para asegurarse que el movimiento por la independencia no se les escapa, han intentado imponer la doctrina de la no – violencia de Gandhi.

¡Si las masas indias limitaban su lucha a alcanzar el “equilibrio” y a impedir la no – violencia; podrían debatir durante mil años sin conseguir por tanto su libertad! Felizmente, constatamos, incluso desde lejos, que las masas luchan por ir más allá de los límites que la dirección del Congreso ha intentado imponerle. Ni las huelgas obreras ni las luchas campesinas están conducidas con el espíritu conservador de los dirigentes del Congreso.

Los obreros y campesinos indios han propinado un gran golpe por su presión espontánea sobre la dirección del Congreso. No habría hoy campaña de desobediencia civil si la decisión hubiera sido dejada sólo al buró del Congreso. El 20 de mayo de 1940, Nehru decía: “Lanzar una campaña de desobediencia civil en momentos en que Gran Bretaña está comprometida en una lucha de vida o muerte sería un acto indigno del honor de la India”. Nehru nunca cambió de opinión, son los obreros y campesinos los que lo han obligado a emprender esta campaña de desobediencia civil. Incluso después de la misión de Cripps, Nehru declaraba el 2 de abril de 1942: “Nosotros no pondremos obstáculos al esfuerzo de guerra británico en India”. ¡No es, pues, Nehru quien ha originado las grandes huelgas en la industria de guerra! Como el resto de la dirección del Congreso, fue literalmente arrastrado por las masas en la campaña de desobediencia civil.

Todo esto lo han obtenido las masas ejerciendo presión sobre el Congreso. Una presión que, sin embargo, no ha sido suficiente para modificar los inadecuados métodos de lucha preconizados por aquel. Y menos aún para transformar a los dirigentes del Congreso en verdaderos revolucionarios. Ellos son lo que han sido siempre. No es suficiente para las masas continuar con los métodos de la dirección del Congreso. Estos deben ser reemplazados por métodos revolucionarios, por un proyecto revolucionario y una dirección revolucionaria.

 

¡Liberación nacional para la revolución agraria!

La liberación nacional solo puede ser conquistada por una revolución agraria. La gran fuerza motriz de la revolución india, así como de la revolución rusa, es la crisis agraria. La gran masa campesina se esfuerza sin cesar por rechazar la triple opresión que constituyen el gobierno con el impuesto, el propietario con el alquiler y el usurero con la usura. La abolición de la gran propiedad rural y la liquidación del endeudamiento agrícola, son las consignas que pueden reunir a los campesinos para aplastar al imperialismo y sus agentes indígenas. Pero el campesinado, si bien es numéricamente enorme, está disperso en el campo. La historia muestra que los levantamientos campesinos no pueden triunfar si no están apoyados y dirigidos por una clase poderosa en las ciudades.

Esta clase no puede ser la burguesía que tiene estrechos lazos sociales y económicos con los zamindars. Y el Congreso es el partido de la burguesía. La dirección del Congreso, cuando reprendió a los campesinos por haber dejado de pagar los alquileres en el curso de la campaña de desobediencia civil de 1930 – 1934, mostró su carácter burgués y zamindar. Esta vez además, el comité ejecutivo del Congreso ha lanzado, el 15 de julio, una resolución llamando a la desobediencia civil, sin hacer una solo proposición del reducción del alquiler y del peso de la usura soportada por los campesinos – ¡no hablemos de la abolición de la propiedad rural!

Es entonces claro que sólo el proletariado industrial puede dirigir al campesinado en la revolución. Como escribió Trotsky en 1939 a los obreros indios: “La alianza de los trabajadores y de los campesinos pobres es la única alianza honesta y digna de confianza que puede asegurar la victoria final de la revolución de la India”.

La clase obrera india es plenamente capaz de asumir la dirección de la revolución. El peso específico del proletariado indio superó en mucho el de la burguesía india y, además, se beneficia con una experiencia muy rica de lucha política y sindical desde 1917. El proletariado indio aborda la revolución con la formidable ventaja que representa la revolución rusa; esta ha sido dirigida también por el proletariado en un país predominantemente agrícola.

 

¡Por comités democráticos de lucha!

¿Qué forma tomará la alianza entre los obreros y los campesinos? La forma más democrática posible: una vasta red de comités elegidos directamente por los obreros y campesinos, con reelecciones cada vez que las masas lo deseen. En cada fábrica, en cada lugar de trabajo, en cada casa, los obreros deben elegir sus propios comités, para actuar en su nombre cada vez que su vida, sus medios de existencia o sus intereses estén en peligro. Los trabajadores solo podrán defenderse contra el imperialismo británico y contra las traiciones de los dirigentes del Congreso y los sindicatos si están dirigidos por sus propios comités. Porque es seguro que esos dirigentes capitularán ante el raj británico. Estos comités, creados por los trabajadores en las ciudades, a su vez estimularán la creación de comités de aldeas por parte de los campesinos para dirigir sus luchas. Estos comités unirán a todos aquellos que trabajen, cualquiera que sean sus opiniones políticas; todos los partidos políticos podrán rivalizar democráticamente para obtener la confianza de las masas; lo que no le impedirá a los comités seguir funcionando. La guerra ha puesto en contacto a los soldados con la población civil y, cuando los comités obreros, y sobre todo, los comités campesinos estén formados, estimularán la creación de comités de soldados en el ejército indio, pues los soldados indios son los campesinos de uniforme. Una red de estos comités obreros, campesinos y soldados es el único medio eficaz de movilizar a las grandes masas para la lucha de liberación nacional, contra el yugo de la opresión.

Tan pronto como sea posible, los delegados de los diferentes comités locales deberán reunirse para centralizar y coordinar sus actividades. A su vez, los delegados locales deberán constituir estructuras regionales y, a fin de cuentas, debe haber una asamblea de delegados obreros, campesinos y soldados de toda la India. ¡Frente a una red tan poderosa, unificada de cientos de millones de trabajadores indios, la administración británica jamás podrá vencer! ¡Es con la dirección de una red así que la revolución rusa marchó hacia la victoria!

¡Por una asamblea constituyente!

A través de estos comités, la India estará soldada como una nación unida, conteniendo por igual a los pueblos de los estados indígenas. Los comités son una respuesta irrefutable a las pretensiones de colonización británica, de la llamada Liga musulmana de Jinnah, del Mahasabbha hindú4 o a cualquiera que pretenda que la lucha por la independencia no es apoyada por la aplastante mayoría de la población india. ¡La cuestión de la independencia puede ser decidida democráticamente por una Asamblea Constituyente elegida por sufragio universal por todos los hombres y mujeres de más de 18 años!

Ni los británicos, ni los capitalistas indígenas, ni los zamindars se atreverán a someter esta cuestión a una Asamblea constituyente; al contrario, removerán cielo y tierra para impedirla. Sólo la revolución victoriosa de los comités de obreros, campesinos y soldados contra el raj británico y sus aliados indígenas puede garantizar la creación de una asamblea constituyente.

¡Industrialización de la India!

La revolución agraria abrirá el camino a una completa reorganización de la agricultura. Pero un siglo de dominación imperialista ha destruido sistemáticamente las industrias artesanales indígenas y ha llevado a cientos de millones de personas a convertirse en agricultores, entonces, la primer tarea será sacar a las decenas de millones de personas de la tierra para llevarlas a la industria. Además de esto, la revolución no puede estar acompañada por métodos primitivos de explotación del suelo; el cultivo a una gran escala, que será necesario a partir de una revolución, necesita instrumentos agrícolas modernos. Por eso, la reorganización de la agricultura será imposible sin la industrialización de la India.

En las fundiciones, en las acerías del capitalista Tata, en la gran industria de municiones o de guerra recientemente implantada en Bihar, los obreros indios han mostrado que son capaces de aprender muy rápidamente los modernos métodos de mecanización. La industrialización barrerá con siglos de pobreza. Pondrá fin a todos los males heredados del pasado, procurando no solamente a las masas indias un nivel de vida hasta entonces inesperado, sino aportando igualmente a todos una concepción científica de la vida. ¡No serán ni el taparrabo ni el torno de Gandhi, que son los símbolos de la India futura, sino la dínamo y el tractor!

¡Por un gobierno obrero y campesino!

El desarrollo industrial en la India es tan urgente que está fuera de cuestión avanzar a paso de tortuga, en la anarquía y en el despilfarro que caracterizan al capitalismo, incluido el capitalismo indio. La industrialización debe ser dirigida velozmente y a una escala que únicamente un gobierno obrero y campesino puede darle, como lo atestiguan los planes quinquenales de la URSS.

Además, la India puede contar con que no estará aislada en un mundo capitalista, tal como fue la suerte de la URSS durante veinte años, sino en una cooperación socialista con la URSS, con China, Birmania e Indochina regeneradas y con los Estados Unidos Socialistas de Europa, que, sin ninguna duda, surgirán de las cenizas de esta guerra. En verdad, ¡el futuro de la India y toda Asia es resplandeciente!

¡Por el Partido Bolchevique Leninista!

Para avanzar firmemente hacia este futuro, para llevar a cabo sus tareas revolucionarias, los trabajadores de la India necesitan una dirección. Necesitan su propio partido de vanguardia, un partido que sea realmente el suyo, independiente de toda autoridad del Congreso o de los stalinistas.

¡Este partido existe hoy en India! Es el Partido Bolchevique leninista, sección india de la IVº Internacional. Es un partido construido sobre las sólidas bases de las enseñanzas de Marx, Lenin y Trotsky. Es un partido que sabe ligar la gran lucha de la India con la de los trabajadores y los oprimidos de todo el mundo. Es un partido que ofrece a los trabajadores y a los campesinos de India el único programa que puede llevarlos al derrocamiento del imperialismo británico.

¡Obreros y campesinos indios, reúnanse alrededor del Partido Bolchevique leninista! Los conducirá a la victoria sobre el imperialismo británico y sus agentes indígenas.

¡Obreros y campesinos indios, estén seguros que, en todos los continentes, las secciones de la IVº Internacional defienden su lucha, develan las mentiras del imperialismo y llaman a los obreros y a los campesinos a estar de vuestro lado.

 

Comité Ejecutivo de la IV Internacional Partido Mundial de la Revolución Socialista, 26 de septiembre de 1942.

Traducido de Fourth International, revista del SWP de EEUU octubre de 1942.

 

 

* Traducción inédita al español realizada por el CEIP León Trotsky de la versión publicada en Les Congrès de la Quatrième Internationale, Tomo 2, R. Prager, Ed. La Brèche, Francia.

1. La batalla de los Dardanelos en 1915 - 1916.

2. Terratenientes.

3. Capitalistas indios.

4. Partido reaccionario.