Logo
Logo
Logo

Escritos de León Trotsky (1929-1940)

Saludos a La Verite

Saludos a La Verite

Saludos a La Verite[1]

 

 

25 de marzo de 1934

 

 

Al Consejo de Redacción de La Verita

 

Queridos camaradas:

 

¡Sí!, el proletariado italiano necesita un periódico verdaderamente marxista. Nada demuestra más claramente la corrupción total de la socialdemocracia y del partido stalinista que el hecho de que una organización como Giustizia e Liberta[2] pueda pretender jugar un rol revolucionario independiente. Ya hace casi un siglo que Marx liquidó implacablemente la justicia, la libertad, etcétera de la mitología democrática. Y ahora, en el trigésimo cuarto año del siglo XX, los burgueses intelectuales italianos antifascistas proclaman, no sin éxito, que hay que restaurar en sus tronos, con todo su esplendor, a las diosas destronadas. No se muestran tan hábiles cuando hablan abiertamente de la necesi­dad del "mito de libertad". El mito es siempre una tortuosidad, una deformación de la realidad, y en su aplicación política es una mentira. Como los curas en la iglesia, los republicanos antifascistas trabajan con mentiras para salvar las almas.

¿Cómo explicar esta caída sin precedentes? Sólo por la monstruosa bancarrota de los dos partidos obreros.

Quiero evocar aquí un episodio interesante. El 15 y 16 de junio de 1932 el consejo comunal socialdemó­crata de Zurich hizo atacar a tiros una manifestación de obreros revolucionarios. Para justificarse, la socialdemocracia suiza escribió: "Lenin y Trotsky no actua­ron de otra manera con sus enemigos." En una de mis cartas a los obreros de Zurich[3] me permití recordar la "pequeñez" de que nosotros defendíamos el estado obrero y la propiedad socialista, mientras que los socialdemócratas defendían el estado burgués y la propiedad capitalista. Nenni,[4] el dirigente de la socialdemocracia italiana, replicó que nuestros comentarios no eran más que "sofismas"; así como los bolcheviques defendían su estado los socialdemócratas hacían lo mismo en la ciudad de Zurich; la única diferencia entre ellos, por lo tanto, era cuantitativa. Entonces me dije: ¡qué miserable nivel teórico y político el del Signor Nenni! Todavía después de la lección que le dio Mussolini cree posible conquistar el poder poco a poco. No comprende que el capital tolera el "poder" socialdemócrata en los consejos comunales y cantonales sólo porque los amigos de Nenni, en el ejercicio de este poder, están dispuestos a tirar sobre cualquier revuelta contra el estado y la propiedad capitalistas.

Los triunfos comunales y parlamentarios son una cosa y otra muy distinta la conquista del poder estatal. La suerte que le cupo a la comuna de Viena es un ejemplo suficientemente importante al respecto. Por cierto, el fascismo italiano podrá encarar su futuro sin preocu­paciones si los únicos enemigos con los que se encuen­tra son Nenni y su partido.

En lo que respecta al Partido Comunista Italiano, se puede decir que hizo todo lo posible por compro­meter los principios, las banderas y el nombre del comunismo. Dentro de los marcos de la democracia, por un tiempo al menos, podrá seguir su existencia militante aunque con una política totalmente errónea, especialmente porque dispone de determinados recur­sos financieros. Pero en la ilegalidad no basta con eso. En esas condiciones el partido sólo se puede construir sobre la devoción, la lealtad, la constancia, el espí­ritu de sacrificio. Y estas cualidades únicamente se despiertan, se movilizan y templan cuando la política del partido inspira confianza, es decir, cuando soporta las pruebas más difíciles. El ejemplo italiano demuestra que es imposible que dure mucho un partido ilegal con una política falsa.

Giustizia e Liberta sólo puede llenar la brecha exis­tente entre el colapso de los viejos partidos y la cons­trucción del nuevo y genuino Partido Bolchevique. Sólo la insurrección proletaria derrocará al fascismo. A fin de dirigir esta insurrección victoriosamente la clase obrera necesita un verdadero partido clasista. El comienzo será difícil, ya que el proletariado que tiene que llevar adelante esta insurrección está derro­tado y en bancarrota. Pero hay que hacer el trabajo. Ustedes desean nuclear a los verdaderos bolcheviques bajo las banderas del nuevo partido. ¡Con esta perspectiva, saludo calurosamente su periódico!

 

León Trotsky



[1] Saludos a La Verita. La Verita, marzo de 1934. Era el nuevo periódico la sección italiana de la Liga Comunista Internacional. Traducido [al inglés] para este volumen [de la edición norteamericana] por Tony Elder. La evidente omisión en la tercera oración del último párrafo también figuraba en la del único texto disponible para esta edición.

[2] Giustizia e Liberta fue un movimiento fundado en París en 1929 por un grupo de antifascistas italianos. Su líder e inspirador principal era Carlo Roselli, autor de Socialisme Liberal, que entrevistó a Trotsky cuando éste estaba en Francia. El movimiento desarrollaba sus ideas políticas en Quaderni di Giustizia e Liberta, que se imprimía en París y se enviaba ilegalmente a Italia. La organización se formó como un intento de sintetizar liberalismo y socialismo invocando un socialismo apoyado sobre bases totalmente "nuevas", que dejaría de lado el marxismo, la necesidad de la lucha de clases y la revolución. En abril de 1943 esta organización se unió con otras para formar el Partito d’Azione, que fue muy activo en el movimiento guerrillero de fines de la Segunda Guerra Mundial.

[3] Ver en Escritos 1932 la carta de Trotsky a los obreros de Zurich del 25 de junio de 1932.

[4] Pietro Nenni (n. 1891): se convirtió, después de la Segunda Guerra Mundial en el dirigente principal del Partido Socialista Italiano y en estrecho colaborador del Partido Comunista hasta 1956; en esta fecha le fue acordado el premio Stalin de la paz. Después de las denuncias de Jruschov al culto stalinista, Nenni rompió su alianza con el Partido Comunista y se fue aun más a la derecha, llegando finalmente a ministro de los gobiernos de coali­ción dirigidos por los demócratas cristianos.



Libro 3