Un llamado[1]
Publicado en septiembre de 1935
En los dos últimos años la frecuencia de nuestro Biulleten ha disminuido en relación con años anteriores. Esto se debió a muchas razones, entre las cuales ocupan un lugar destacado las llamadas "circunstancias que están fuera de nuestro control". Esperamos poder publicar el Biulleten con mayor regularidad y frecuencia en el futuro.
La necesidad de normalizar nuestra publicación resulta absolutamente clara. La cuestión de la Unión Soviética, vinculada al creciente peligro de guerra, adquiere ahora una importancia enorme para el movimiento obrero mundial. Al mismo tiempo, las contradicciones internas del estado obrero han alcanzado una agudeza sin precedentes. Por un lado, los informantes del Séptimo Congreso de la Comintern informan que ya se han construido la "sociedad sin clases", que el socialismo ha sido total y absolutamente establecido, etcétera. Por otro lado los periódicos soviéticos están repletos de noticias sobre la delincuencia juvenil, costumbres familiares bárbaras, el abandono y descuido de los niños. Hacia fines del segundo plan quinquenal el gobierno soviético aprobó y puso en vigor una ley que permite el fusilamiento de los delincuentes juveniles. Al menor asomo de pensamiento critico la burocracia desenfrenada de la "sociedad socialista" (!) responde con el terrorismo más rabioso. Al mismo tiempo observamos el hecho -paradójico a primera vista, pero en realidad profundamente lógico- de que los mismos reformistas y demócratas burgueses que fueron hostiles al poder soviético en los primeros y heroicos años de su existencia, ahora se declaran de buen grado "amigos de la Unión Soviética" y mantienen una conspiración de silencio en torno a los crímenes de la camarilla stalinista.
En estas páginas nos proponemos examinar en términos marxistas el desarrollo interno de la Unión Soviética, sus conquistas y también sus contradicciones. El reagrupamiento en el movimiento obrero mundial se ha iniciado y avanzará a pasos acelerados. El último congreso de Moscú le dará un nuevo impulso. De una vez por todas, los bolcheviques-leninistas rusos deben sacudir de sus botas el polvo de la autotitulada "Internacional Comunista". El Biulleten es el órgano extraoficial, pero no por ello menos auténtico, de la sección rusa de la Cuarta Internacional, que está en construcción. Nos proponemos utilizar las páginas de nuestro periódico para estudiar las cuestiones fundamentales del movimiento obrero mundial. Además, nos reservamos el derecho de emplear esa intransigencia principista que constituye la mejor tradición del marxismo.
En todos los países, sin excepción, las organizaciones de la Cuarta Internacional tienen enemigos poderosos, empezando, desde el flanco derecho, por la reacción imperialista (recordemos la campaña, monstruosa por su malignidad, de Hitler y la prensa burguesa francesa en relación con el "descubrimiento" de L. D. Trotsky en Barbizon), pasando por los reformistas (recordemos la reciente expulsión de los bolcheviques-leninistas de la Juventud Socialista francesa),[2] hasta llegar a los stalinistas con sus amalgamas, juicios y fusilamientos. Más aun, en este concierto de odio, los stalinistas ocupan indudablemente el primer lugar.
En la actualidad, nuestros amigos son incomparablemente menores que nuestros enemigos, desde el punto de vista numérico. Pero sabemos conducirnos en minoría. Confiamos en la fuerza de nuestras ideas. La historia ya conoce el caso de una pequeña minoría que, armada de un programa correcto, en el momento decisivo se puso a la cabeza de todo un pueblo. El reflujo de la marea histórica ha significado un revés para la vanguardia revolucionaria. ¡No hay nada que hacer! No nos lamentamos ante los caprichos de la historia; los tomamos tal como vienen. Confiamos en sus fuerzas internas y retomamos la senda.
En todas partes nuestros amigos están en minoría. Pero son amigos verdaderos, templados y probados. Su numero aumenta regularmente en todo el mundo. La lógica de los acontecimientos los educa y fortalece su voluntad.
Tenemos la firme esperanza de que nuestros amigos ayudarán al Biulleten a cumplir su cometido.
¡Realizad campañas de suscripción! ¡Organizad las ventas de números individuales! ¡Reunid dinero! Utilizad cada viaje a la Unión Soviética para llevar el Biulleten, reunir información, establecer vínculos. Una buena parte de este trabajo la pueden realizar con éxito no sólo los camaradas rusos, sino también los camaradas extranjeros.
[1] Un llamado. Biulleten Opozitsi, N° 45, septiembre de 1935, donde apareció bajo el título de "De los editores del Biulleten". Traducido del ruso [al inglés] para la primera edición [norteamericana] de esta obra por Fred Buchman.
[2] Las primeras expulsiones de trotskistas tuvieron lugar el 30 de julio de 1935, en el congreso de Lille de la Juventud Socialista. Los trece expulsados pertenecían a la dirección de la Juventud Socialista del Sena, la mayoría de los cuales eran bolcheviques-leninistas.