Carta abierta a un camarada británico[1]
3 de abril del 1936
Estimado camarada:
El artículo en mi contra, publicado en el New Leader del 20 de marzo del corriente año es recio, pero equivocado. Bienvenida la reciedumbre. Que un revolucionario defienda sus ideas con reciedumbre y precisión es siempre motivo de alegría. Desgraciadamente, a pesar de la reciedumbre, no encuentro la precisión necesaria.
El polémico artículo se impone la defensa del "Buró Internacional de Partidos Socialistas Revolucionarios" ante mis ataques. Dice que mi crítica a los partidos afiliados al Buró es totalmente errónea. Afirma que esos partidos de ninguna manera están en estado de desintegración sino, por el contrario, se muestran cada vez más unificados en la lucha internacional.
Tratemos de verificar estas afirmaciones. Por mi parte, sólo conozco una actividad internacional del Buró de Londres: la creación del "Comité Mundial por la Paz". En su oportunidad realicé una crítica exhaustiva al programa del comité, basado en el documento del SAP y propuesto por éste. Lo califiqué, con toda justificación opino yo, de expresión del pacifismo pequeñoburgués más superficial. Nadie, ni siquiera la dirección del SAP, dio una respuesta clara y concreta a mi crítica. Por consiguiente, mi punto de vista sigue siendo valido. Para un marxista, ningún partido que adopte una actitud pacifista respecto de la guerra puede ser considerado proletario revolucionario. Por ejemplo, Maxton es pacifista, no marxista. Su política respecto de la guerra servirá para salvar su alma, difícilmente para emancipar a la clase obrera.
El comité que mencionamos anteriormente estaba integrado por tres personas: el alemán Schwab, el francés Doriot (!) y el español Gorkin. Desde entonces, Doriot, el anfitrión de la última conferencia de los partidos autotitulados socialistas revolucionarios, se ha pasado, junto con su camarilla, a la reacción. Gorkin basó su campana electoral en España con un miserable programa frentepopulista democrático pacifista. Y el tercero, Schwab, todavía no reconoce que el Comité por la Paz fue una empresa contrarrevolucionaria y que el programa que él, Schwab, elaboró para "luchar por la paz" es una mofa de todas las enseñanzas de Marx y Lenin. (Digamos de paso que quedan algunos individuos dóciles que piensan convencer a la minoría del SAP con discusiones interminables y absolutamente abstractas. Creemos, por cierto, que Schwab y otros dirigentes que comparten sus ideas reaccionarias están en minoría. Pero, ¿ganar a esa minoría con bellas palabras? No somos tan ingenuos como para creer semejante cosa.)
Pues bien, esa es la capacidad creciente del Buró de Londres para la "unidad de acción internacional".
Jamás subvaloré a las organizaciones pequeñas por el mero hecho de ser pequeñas. También aquí el New Leader tergiversa el criterio marxista. Las organizaciones de masas son valiosas precisamente por ser de masas. Su dirección reformista y patriota no constituye razón para ignorarlas. Es necesario arrancar a las masas de sus garras. ¿Desde adentro o desde afuera? Depende de las circunstancias concretas.
El único valor de las pequeñas organizaciones que se consideran selectivas, pioneras, radica en su programa y en la educación y firmeza de sus cuadros. Una organización pequeña que carece de programa unificado y voluntad revolucionaria es menos que nada, un cero a la izquierda. En este sentido he hablado muy despectivamente de los pequeños grupos de Bulgaria, Rumania y Polonia. La confusión que engendran es mucho mayor que su número. Sólo sirven para perjudicar al movimiento revolucionario. En cambio, el más pequeño de nuestros grupos es valioso porque sabe lo que quiere y se basa en la gran tradición del bolchevismo, al que está estrechamente ligado a nivel internacional. Tarde o temprano cada uno de estos grupos mostrará su valía.
El "Frente Rojo" austríaco, que agrupo en torno suyo a los obreros realmente combativos, al parecer se habría unificado con el Partido Socialista Revolucionario de Austria, es decir, con el viejo partido austro-marxista[2]. El boletín de Fenner Brockway afirma que "El partido unificado, aunque afiliado a la Segunda Internacional, apoya la política antibélica del Buró de Londres."
Se trata de una caracterización absolutamente errónea y confusa del austro-marxismo. Cualquiera que haya leído las tesis de los señores Otto Bauer, Dan y Zyromsky sabe que, en la actualidad, el austro-marxismo no es sino una falsificación cobarde y desgraciada del marxismo: es decir, sigue fiel a su tradición.
El "Frente Rojo" podría realizar un trabajo revolucionario en el partido austro-marxista sólo si se cumplieran dos condiciones estrechamente relacionadas: primero, debe basarse en principios claros; segundo, debe comprender con claridad que el austro-marxismo es una manzana podrida. No cumple ninguna de las dos condiciones (digamos de paso que Neue Front, órgano del SAP, hace propaganda en favor de Der Kampf, órgano del austro-marxismo). El hecho real es que el "Frente Rojo" se está hundiendo en el pantano austro-marxista.
El grupo noruego "Mot-Dag" suscribe la posición de las potencias de Locarno[3] y se está preparando para dejarse absorber por el Partido Laborista. Desde hace años este grupo es la encarnación de la confusión elevada a la enésima potencia.
Casi no vale la pena seguir borroneando papel acerca de la sección italiana (los maximalistas). Baste decir que esta organización "revolucionaria", junto con el Partido Socialista Italiano (Segunda Internacional) y con el Partido Comunista Italiano (Tercera Internacional) firmó un manifiesto donde se le pide a la Liga de las Naciones que aplique sanciones mayores y trata de imbuir en el pueblo italiano la idea de que las sanciones imperialistas "conducen a la paz". ¿Conoce Fenner Brockway este manifiesto? Que lo lea. Y si lo conoce, ¿por qué trata a esta gente como amigos revolucionarios y no como traidores al internacionalismo proletario?
El artículo editorial del New Leader afirma que el Partido Socialista Sueco está más cerca del Buró de Londres de lo que sostengo yo. Es posible que últimamente los vínculos se hayan estrechado. Pero decir que el Partido Socialista Sueco mantiene una política internacionalista es un rumor ingenuo o deliberadamente falso. Por supuesto que es antibélico y se declara enemigo de la Liga de las Naciones. Pero su "lucha" contra la guerra lo obliga a caminar de la mano con las organizaciones pacifistas para las peticiones. Si en lugar de eso celebrara misas por la paz obtendría los mismos resultados. Pero este método, que revela una flagrante contradicción entre medios y fines, basta para hacernos comprender que los dirigentes del Partido Socialista sueco, con toda su charlatanería que, dicho sea de paso, cambia con harta frecuencia, son filisteos pacifistas, de ninguna manera revolucionarios proletarios. La política pacifista de Kilbom, como la de Schwab, es en última instancia una reedición en pequeña escala de la de Lord Cecil[4]. Todos los hechos importantes en Suecia confirmarán este análisis.
El ILP no puede reconocer, ni reconocerá, que el partido de Suecia es una organización antimarxista, porque su propia dirección sabe que se trata de un partido centrista pacifista en su totalidad. Hemos aprobado de muy buen grado la serie de artículos revolucionarios publicados por New Leader respecto de las sanciones (Unser Wort números 67 y 68) sin mostrar la menor reserva, como nos reprocha nuestro crítico. Pero una golondrina no hace verano. Y estos artículos no le otorgan credenciales marxistas al ILP. Maxton y los demás siguen siendo lo que eran -pacifistas pequeñoburgueses- y son ellos, hoy como ayer, los que determinan la política del partido.
Permítaseme señalar que hace más de dos años le advertí públicamente al ILP que la alianza con el Partido Comunista de Gran Bretaña resultaría estéril, dado que la misma sólo sirve para multiplicar los defectos de ambos partidos y distrae la atención del ILP de las organizaciones obreras de masas. ¿Fueron mis advertencias acertadas o no? El Partido Comunista de Gran Bretaña se hunde en el pantano del oportunismo. El ILP es, políticamente, más débil que nunca y sus concepciones son tan indefinidas y vagas como hace dos años.
Por último, dos palabras acerca de lo que dice New Leader respecto de las organizaciones de la Cuarta Internacional: las tilda de "meras camarillas". En esta caracterización la ignorancia supera a la deshonestidad. Los marxistas denominan camarilla a un grupo de individuos que, sin programa ni objetivos importantes, se agrupan en torno a un líder para satisfacer deseos personales y, por cierto, no muy loables. (La palabra "secta", en cambio, se refiere a un grupo con ideas y métodos definidos.) Además, el término "camarilla" implica falta de honor. ¿Acaso el New Leader cree que nuestros partidos, organizaciones y grupos carecen de principios, programa, conciencia revolucionaria? Sería interesante escuchar esto en boca de Maxton, o de Fenner Brockway. Por nuestra parte, sostenemos: somos la única organización internacional que, a través de muchos años de lucha, ha elaborado un programa absolutamente concreto, confirmado y fortalecido día a día por acontecimientos de gran envergadura. La pasión con que todas nuestras organizaciones intervienen en la discusión para clarificar los problemas del movimiento obrero internacional, la independencia con que elaboran sus posiciones, revelan la seriedad de su comprensión del marxismo y el abismo que las separa del espíritu camarillesco sin principios.
Las cifras demuestran que nada tienen que envidiarle a las organizaciones agrupadas en el Buró de Londres. Hace poco tiempo demostré, basándome en datos suministrados por la prensa soviética oficial, que en los últimos meses de 1935 unos veinte mil bolcheviques-leninistas fueron expulsados del Partido Comunista oficial. Creo que nosotros tenemos más militantes en la Unión Soviética que el Buró de Londres en el mundo entero. De acuerdo con las cifras, el partido holandés no tiene menos militantes que el ILP. Tenemos una sección valiente y combativa en Francia, el foco de la política europea. Si bien los camaradas franceses de la Cuarta Internacional no tienen representación parlamentaria, cumplen un papel muy importante en la vida política francesa. La prensa fascista y capitalista lo demuestra en forma innegable. No es de extrañarse: en una situación revolucionaria, los bolcheviques-leninistas presentan un programa auténticamente revolucionario. Es cierto que nuestra ex sección española ha caído en el peor de los oportunismos. ¿Por qué? Porque se unió a la sección española del Buró de Londres, como furgón de cola del señor Azaña[5], para hacer "política seria". La lucha de nuestros amigos belgas les ha granjeado una influencia importante. En Sudamérica tenemos secciones importantes y crecientes. Nuestra sección norteamericana, que acaba de ingresar al Partido Socialista, ha ganado simpatía por sus ideas en el seno del mismo. Creo, dicho sea de paso, que la bandera de la Cuarta Internacional tiene algunos partidarios dentro del propio ILP. Y su número se acrecienta sistemáticamente.
Entre el Buró de Londres y la asociación de la Cuarta Internacional existen algunas diferencias. Aquél está integrado por organizaciones con pasado, ideas y porvenir diferentes que, encontrándose al descubierto, se asociaron temporalmente al Buró Internacional de Londres. Las secciones de la Cuarta Internacional son, por el contrario, agrupaciones selectivas que surgieron sobre la base de concepciones y métodos definidos, elaborados en la lucha contra las internacionales Segunda y Tercera y contra el Buró de Londres. Es por eso que nuestro numero se acrecienta a pesar de las dificultades colosales, que la influencia de la Cuarta Internacional se fortalece día a día, que las dos viejas internacionales se han unido en santa alianza en su contra y que, al fin y al cabo, las secciones del Buró de Londres se unen a la santa alianza en todas partes. El artículo del New Leader es sólo una prueba entre muchas.
Hace algunos años le advertimos al ILP que su alianza con el Partido Comunista de Gran Bretaña sería nefasta. Con la misma certidumbre le advertimos hoy que su actual dirección y política lo conducen irremisiblemente al abismo. Y con la misma certidumbre afirmamos que los mejores elementos del movimiento obrero inglés se agruparán en torno al estandarte de la Cuarta Internacional, actualmente la única bandera de la revolución proletaria.
[1] Carta abierta a un camarada británico. Este artículo en respuesta al New Leader británico apareció en Unser Wort de mayo de 1936 y circuló en inglés en forma de folleto mimeografiado.
[2] La socialdemocracia austríaca, que predicaba una mezcla de reformismo y centrismo llamado austro-marxismo, fue la sección más fuerte de le Segunda Internacional basta que el poderoso movimiento obrero austríaco fue aplastado en 1934.
[3] Locarno (Suiza): sede de una conferencia realizada en 1925 por las principales potencias imperialistas europeas: Francia. Alemania, Italia, Inglaterra y Bélgica. La conferencia elaboró un pacto de no agresión conocido como tratado de Locarno.
[4] Karl Kilbom (1885- ): fundador del PC sueco, se separó del mismo en 1929 por disentir con el viraje ultraizquierdista y organizó el Partido comunista Independiente, luego Partido Socialista Sueco (véase pág. 309, nota N° 4) Se afilió al Buró de Londres, pero luego estableció vínculos con la socialdemocracia. Lord Robert Cecil (1864-1958), diputado parlamentario conservador, presidió la Liga de las Naciones en 1923-45. En 1935 realizó una "encuesta de paz" para que los ingleses se expresaran en torno a la guerra y al desarme. Recibió el premio Nobel de la Paz en 1937.
[5] Manuel Azaña y Díaz (1880-1940): dirigente del partido burgués Izquierda Republicana, fue primer ministro del gobierno republicano español en junio de 1931 y nuevamente en 1936. Fue presidente de la república desde mayo de 1936 hasta que renunció en París en 1939.