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Clásicos de León Trotsky online

Cartas sobre la situación sindical holandesa

Cartas sobre la situación sindical holandesa

 

[...] b) Al Comité Central del Partido Obrero Socialista Revolucionario, Ámsterdam Sobre el problema sindical tampoco puedo compartir la política de nuestro partido hermano holandés. Los motivos los he planteado a menudo por escrito y en especial verbalmente. Se sigue llevando adelante la política de la NAS[1] apoyándose en la ley de la inercia. No es que haya una motivación estratégica más profunda. En Holanda, tal como sucede ahora en Francia, la evolución tendrá que derivar hacia la senda revolucionaria o hacia la senda fascista. En ninguno de los dos casos veo que haya lugar para la NAS. Cuando comience en Holanda la gran oleada huelguística, lo que debe darse por muy probable si no por seguro, los sindicatos reformistas crecerán a pasos agi- gantados, sumando a sus filas elementos nuevos, y en una etapa así la NAS aparecerá ante las masas como una fracción incomprensible. Por lo tanto serán sordas a las consignas correctas del POSR y de la dirección de la NAS. Pero si los miembros del POSR[2] y los mejores elementos de la NAS estuvieran dentro de los sindicatos reformistas podrían convertirse, con el alza inminente, en el eje de cristalización del ala izquierda, y más adelante en la fuerza decisiva del movimiento sindical. Debe decirlo claramente: la agitación sistemática y cuidadosamente preparada dentro de los sindicatos reformistas me parece que es el único medio no sólo de preservar al POSR como partido genuinamente independiente (ya que esto de por sí no tiene ningún valor histórico) sino también de llevarlo a la victoria, o sea al poder. 

Si consideramos una alternativa mucho menos probable, es decir, que la evolución de Holanda, sin pasar por un alza revolucionaria, vaya directamente en el próximo período a la fase burocrático-militar y luego a la fascista, llegamos igualmente a la misma conclusión: la política de mantener a la NAS se convertirá en un obstáculo para el partido. El primer ataque de la reacción ya se ha dirigido a la NAS y les costó la mitad de sus miembros. El segundo les costará la vida. Los excelentes obreros que ésta agrupa tendrán que enfilar hacia los sindicatos reformistas en forma dispersa, cada uno de por sí, o permanecerán pasivos e indiferentes. Los sindicatos no pueden llevar una existencia clandestina como el partido. Pero este golpe perjudicará terriblemente al partido, porque un partido revolucionario ilegal debe tener una cobertura legal y semilegal de masas. Si el grueso de los miembros del POSR trabaja en los sindicatos reformistas, estas organizaciones de masas le sirven al partido simultáneamente de escondite, de cobertura y de campo de trabajo. Así se preserva la coherencia de los obreros de la NAS. Otros aspectos estarán condicionados al curso de los acontecimientos y a la política del partido.

 * * *

2 de diciembre de 1937 
A Sneevliet[3] 

[...] Finalmente debe entender que nadie en nuestro movimiento internacional se siente inclinado a seguir tolerando la situación anormal de que el partido holandés se cubra con la bandera de la Cuarta Internacional mientras lleva adelante una política que está en flagrante contradicción con todos nuestros principios y decisiones.

La NAS se ha convertido definitivamente en una piedra colgada del cuello del partido, y los arrastrará hasta el fondo. Un partido que no participe de los sindicatos reales no es un partido revolucionario. La NAS existe sólo gracias a la tolerancia y al aporte financiero del gobierno burgués. Este aporte financiero depende de vuestra actitud política. Esa es la verdadera razón por la que el partido, a pesar de nuestra insistencia, no ha elaborado una plataforma política. También es la razón por la que usted, como diputado parlamentario, nunca tuvo una intervención revolucionaria que pudiera servir como propaganda, tanto en Holanda como en el extranjero. Su actividad tiene un carácter diplomático y no verdaderamente revolucionario. Está atado de pies y manos a la NAS. Y ésta no es un puente tendido hacia las masas sino una pared que lo separa de ellas. Cuando criticamos las falsas políticas sindicales de otros países nos preguntan: "¿Y vuestra organización holandesa? ..." ¿Cree usted que una organización revolucionaria seria puede tolerar indefinidamente semejante situación? Tenemos paciencia, pero no podemos sacrificar los intereses elementales de nuestro movimiento.

 * * *

21 de enero de 1938 
Al secretariado Internacional
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[. .1 Todo lo que el Secretariado Internacional escribió sobre y contra Sneevliet era y sigue siendo absolutamente correcto. Precisamente por eso Sneevliet nunca se animó a responder con argumentos políticos, utilizando en cambio, según es su costumbre, un lenguaje abusivo absolutamente intolerable y para nada justificado. No se interesa en lo más mínimo por el marxismo, por la teoría, por una orientación general. Lo que le interesa es la NAS, una máquina burocrática barata, un puesto parlamentario. La bandera de la Cuarta Internacional la utiliza sobre todo para proteger su actuación oportunista en Holanda. Como la NAS depende totalmente del gobierno en lo financiero, Sneevliet ha evitado tener una política precisa, o sea una política marxista, para no provocar la ira del gobierno contra la NAS. El POSR no es, ni ha sido nunca, más que un apéndice político de la NAS, que carece de sentido propio y que en los últimos años bajó de 25.000 miembros a 12.000 y muy probablemente a muchos menos.

 



[1] NAS. Nationaal Arbeids Secretariaat (Organización Obrera Nacional), fundada en 1893, disuelta en julio de 1940, al comenzar la ocupación nazi de Holanda, no se reorganizó después de la Segunda Guerra Mundial. Permaneció como una pequella oposición revolucionaria a la NVV, la gran organizacián sindical con dirección reformista. En la década de los 30 los miembros de la NAS, muy militantes y con conciencia de clase, eran principalmente portuarios y obreros de la construcción. Había tenido un gran sector de obreros municipales de Amsterdam hasta 1934, en que el gobierno prohibió esos empleos a los sindicatos "rojos". Para entender el planteamiento de Trotsky, que se encuentra más adelante, de que "la NAS existe sólo gracias a la tolerancia y al aporte financiero del gobierno burgués" debe tenerse en cuenta que el fondo de desempleo del gobierno holandés se distribuía por intermedio de las organizaciones sindicales, incluida la NAS.

[2] POSR. Revolutionair Socialistixche Arbeiters Partij (Partido Obrero Socialista Revolucionario). Sneevliet organizó el Partido Socialista Revolucionario en 1927, después de alejarse del Partido Comunista. Este partido se unió al movimiento por una Cuarta Internacional en 1934 y al año siguiente se fusionó con otros elementos revolucionarios de Holanda para formar el POSR. Debido a diferencias acerca de la política sindical y de la actitud hacia el POUM español, el POSR rompió con el movimiento trotskista internacional y no participó del Congreso de Fundación de la Cuarta Internacional en 1938. En el POSR se desarrollaron dos tendencias, que rompieron en 1942. Una, encabezada por Sneevliet, seguía la línea del ultraizquierdismo tradicional holandés. Publicaba el periódico Spartacus. La otra, el Comité de Marxistas Revolucionarios, evolucionó hacia las posiciones de la Cuarta Internacional. Publicaba el periódico De Rode October. Ambos órganos se editaron clandestinamente durante la ocupación nazi, y los dos grupos cooperaron en la lucha contra los fascistas alemanes y sus aliados locales. 

[3] Sneevliet, Henricus (1883-1942). Notable dirigente socialista revolucionario de Holanda y primer organizador de un movimiento proletario marxista en Indonesia. Obrero tranviario y socialista de izquierda, fue electo presidente de la Unión de Obreros Ferroviarios y Tranviarios en 1909. Renunció a su cargo y se fue a las Indias Orientales Holandesas (Indonesia) en 1912, como consecuencia de una disputa que mantuvo con la dirección reformista de la NVV, la gran central obrera, acerca de su negativa a apoyar una huelga de marinos. En Indonesia llevó a cabo una brillante campaña de organización política y sindical, hasta que fue deportado en 1917 por llamar a los indonesios a seguir el ejemplo de los bolcheviques de Rusia. De regreso a Holanda fue cofundador del Partido Comunista. Seguidamente la Internacional Comunista lo envió (con el nombre de Maring) a hacer un trabajo revolucionario en China, donde estableció contacto con Sun Yat-sen. Al volver lo eligieron presidente de la NAS. En 1933 lo enviaron a prisión por sus actividades de solidaridad con los amotinados de la Armada holandesa. Al quedar en libertad fue votado (elegido) para el parlamento. Durante la ocupación nazi de Holanda, Sneevliet y siete camaradas fueron arrestados, juzgados y fusilados en el campo de concentración de Amersfoot, el 13 de abril de 1942. En su último día, entre otras cosas afirmó: “Amigos, estamos orgullosos de ser los primeros de los Países Bajos en ser condenados ante un tribunal por la causa de la Internacional, y en morir por lo tanto por ella”. Sneevliet se condujo con gran coraje. Pidió que él y sus camaradas pudieran enfrentar el pelotón de fusilamiento tomados de las manos. Les fue denegado. Entonces pidió que no les vendaran los ojos y que, por ser el mayor y dirigente del grupo, él fuera el último en ser fusilado. Esto se le concedió.