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Boletín Especial (Noviembre 2007)

El derrocamiento del gobierno provisional

El derrocamiento del gobierno provisional

León Trotsky

Tomado de la versión en inglés publicada en Leon Trotsky Speaks, Pathfinder Press, New York, 1972. La versión en inglés es una traducción de John Fairlie y A.L. Preston especial para el libro mencionado, tomada del Volumen II de una recopilación de los trabajos de Trotsky de 1917. La versión en español fue realizada por Barbara Funes para este boletín.

 

En nombre del Comité Militar Revolucionario[1], declaro el Gobierno Provisional no existe más (Aplausos). Algunos ministros han sido detenidos (¡Hurras!) Los demás serán arrestados en pocos días o pocas horas. (Aplausos).

La guarnición revolucionaria, que está a disposición del Comité Militar Revolucionario, ha disuelto la reunión del pre-parlamento. (Tormenta de aplausos. Gritos de “¡Viva el Comité Militar Revolucionario!”.)

Ellos nos han dicho que una insurrección de la guarnición en el momento actual sería provocar un pogromo y ahogar a la revolución en torrentes de sangre. Hasta ahora no ha corrido sangre. Nosotros no sabemos de una sola víctima. No conozco de ningún otro ejemplo en la historia de un movimiento revolucionario que haya involucrado a las grandes masas sin derramamiento de sangre.

La autoridad del Gobierno Provisional, presidido por Kerensky, era un cadáver, y sólo esperaba que el viento de la historia la barriera lejos.

Debemos subrayar el heroísmo y el autosacrificio de los soldados y de los trabajadores de Petrogrado. Hemos estado aquí toda la noche despiertos, y por teléfono seguimos cómo los destacamentos de soldados revolucionarios y las guardias obreras seguían con sus asuntos silenciosamente. La población dormía pacíficamente y no sabía que en este mismo momento una autoridad fue sustituida por otra.
 
Las estaciones de ferrocarril, las oficinas de correos, las estaciones de telégrafos, la agencia de teléfonos de Petrogrado, el Banco del Estado han sido ocupadas. (Tormenta de aplausos).

El Palacio de Invierno aún no se ha tomado, pero su situación se resolverá en el curso de los próximos minutos. (Aplausos).

El Soviet de diputados obreros, soldados y campesinos de Petrogrado tiene el derecho a estar orgullosos de los soldados y de los trabajadores en quienes confió, a los que condujo a la batalla y han obtenido una gloriosa victoria.
 
La característica de los gobiernos burgueses y pequeño burgueses consiste en engañar a las masas.

Nosotros, hoy, nosotros, el Soviet de diputados obreros, soldados y campesinos de Petrogrado, vamos a realizar un experimento único en la historia, el establecimiento de un gobierno que no tiene otro objetivo que la satisfacción de las necesidades de los soldados, los trabajadores y los campesinos.

El Estado debe convertirse en el instrumento de las masas en la lucha por su liberación de toda servidumbre.

El trabajo no puede realizarse sin la influencia de los soviets. Los mejores representantes de la ciencia burguesa comprenderán que las condiciones creadas por los soviets de diputados obreros, soldados y campesinos son las mejores para su trabajo.
Es necesario establecer el control sobre la producción. Los campesinos, los trabajadores, y los soldados deben sentir que los asuntos de la nación son sus asuntos.
 
Ese es el principio fundamental del establecimiento de la autoridad.
 
La introducción del servicio universal laboral es una de las tareas inmediatas de un verdadero poder revolucionario.

Por otra parte, el camarada Trotsky anunció que en la agenda estaba el informe del Comité Militar Revolucionario, y el informe de las tareas del poder soviético. El reporte de la segunda cuestión sería dado por el camarada Lenin. (Aplausos ensordecedores).

El camarada Trotsky anunció que quienes habían sido detenidos por motivos políticos habían sido puestos en libertad y algunos de ellos ya estaban cumpliendo los deberes de comisarios revolucionarios.

El camarada Zinoviev, anunció el camarada Trotsky, será el invitado del Soviet de Petrogrado en el actual período de sesiones.
 
En nombre del Soviet de Petrogrado un telegrama ha estado circulando por la noche en todo el territorio de Rusia para informar el verdadero estado de cosas.

Han sido enviados radiotelegramas a las fuerzas en servicio activo anunciando la caída de la antigua autoridad y la inminente creación de una nueva. Los primeros pasos de la nueva autoridad requerirían lo siguiente: armisticio inmediato en todos los frentes; tierras a los campesinos; convocatoria urgente de un Asamblea Constituyente auténticamente democrática.

El paradero del ex ministro presidente de Kerensky se desconoce, pero esperamos que pronto sea conocido por todos.

A la pregunta de cuál fue la actitud del frente hacia los acontecimientos, el camarada Trotsky respondió: Sólo hemos podido enviar nuestros telegramas. No se han recibido respuestas a los mismos, sino que hemos escuchado aquí muchas veces a los representantes de los frentes reprochándonos por no haber tomado medidas enérgicas.[2]

Vladimir Ilyich Lenin acaba de llegar, y se ha unido a nosotros; por el curso de las circunstancias no ha podido venir con nosotros hasta ahora. El camarada Trotsky describe el papel del camarada Lenin en la historia del movimiento revolucionario en Rusia, y proclama: ¡Viva el camarada Lenin, que ha regresado a nosotros[3]!

Más adelante en el mismo período de sesiones del 25 de octubre, Trotsky respondió una objeción desde el llano de que los bolcheviques ya habían acordado por adelantado la voluntad del Segundo Congreso[4].

Una de las tareas inmediatas del Comité Militar Revolucionario es enviar delegaciones para informar al frente sobre la revolución que ha tenido lugar en Petrogrado.

El Soviet de Petrogrado debe seleccionar entre sus comisarios algunos para ser enviados al frente. El Comité Militar Revolucionario y sus miembros no pueden por el momento hacer los informes, puesto que continuamente son absorbidos por tareas urgentes. Puedo decirles que un telegrama ha sido recibido, que las tropas del frente se están moviendo en la dirección a Petrogrado. Es necesario enviar comisarios revolucionarios a todo el país para decirle a las grandes masas del pueblo lo que ha sucedido.
 
(Una voz: “Usted está moldeando de antemano la voluntad del Congreso de toda Rusia de los Soviets.”)

La voluntad del Congreso de toda Rusia de los Soviets está predeterminada por el hecho de la gran insurrección de los obreros y soldados de Petrogrado, que ha tenido lugar esta noche. Ahora sólo tenemos que consolidar nuestra victoria.

 


[1] Bajo la excusa de tener que realizar operaciones militares en el frente de guerra el Distrito Militar de Petrogrado pretende movilizar dos tercios de la guarnición de Petrogrado bajo pretexto del gran peligro que corría. Si bien el peligro existía esta orden estaba destinada, en realidad, a liberar Petrogrado de gran parte de la guarnición militar revolucionaria de dicha ciudad; es por eso que el Comité Ejecutivo del soviet no consentía en dar su firma a la petición de envío de tropas sin examinar previamente el asunto. Así nació la idea de establecer, junto a la Sección de Soldados de los Soviets, es decir junto a la representación política de la guarnición, un órgano puramente activo, o sea el Comité Militar Revolucionario que posteriormente adquirió un poder enorme y que fue prácticamente el instrumento de la Revolución de Noviembre. 

[2] En el Capitulo “El Comité Militar Revolucionario” de la Historia de la Revolución Rusa, León Trotsky señala: “Al bolchevizarse la guarnición, las cosas tomaron otro carácter. Ahora eran los mismos soldados los que recordaban la promesa hecha en marzo por el gobierno al Comité central ejecutivo y vulnerada pérfidamente por ambos. El 8 de septiembre, la sección de soldados del Soviet exige que se haga volver a Petrogrado a los regimientos enviados al frente con motivo de los acontecimientos de julio. Entre tanto, los hombres de la coalición se devanaban los sesos buscando el medio de sacar de la capital los demás regimientos.”

[3] Tras permanecer varios años en el exilio, Lenin; retorna a Rusia a principio de abril de 1917; a bordo de un tren que atravesó territorio alemán. Poco antes de salir de Zurich, Krupskaya, compañera de Lenin, escribía: “Los patriotas de Rusia pondrán el grito en el cielo, naturalmente; hay que disponerse a oír lo que digan” En la organización de este insólito viaje atravesando un país enemigo en plena guerra se nos revelan los rasgos esenciales de Lenin como político: la intrepidez en el propósito y la previsión cuidadosa en la ejecución. Lenin exigió para el viaje de tránsito completa extraterritorialidad; los viajeros cruzarían por Alemania sin que nadie tuviese derecho a pedirles los pasaportes, registrarles los equipajes ni poner el pie en el vagón durante el viaje (de aquí nació la leyenda del “vagón precintado”). Por su parte, los emigrados se comprometían a gestionar, una vez en Rusia, la liberación de un número igual de prisioneros civiles alemanes y austrohúngaros. Con estas condiciones y cautelas, salieron de Suiza a fines de marzo treinta emigrados rusos; aun en tiempos de guerra, en que abundaban las municiones potentes, aquellos viajeros eran carga de una fuerza explosiva poco común 

[4] En la reunión de la sesión soviética de la “Conferencia Democrática”, los mencheviques se habían esforzados por todos los medios para hacer fracasar la convocatoria de un Segundo Congreso de los Soviets.Y cuando les fue imposible negarse a esto, intentaron retrasar la convocatoria. Los mencheviques y los socialistas revolucionarios habían fundado su oposición a la convocatoria del Segundo Congreso de los Soviets, sosteniendo que este Congreso podía servir de arena para una tentativa de los bolcheviques de apropiarse del poder, retrasan el Congreso del 15 al 25 de Octubre. Como sostuvo Trotsky: “En lo que a nosotros respecta, vale la pena recordar que habíamos insistido en la convocatoria urgente del congreso, sin ocultar que esto era necesario precisamente para arrancar el poder de las manos del gobierno de Kerensky. En todas las reuniones de obreros y de soldados que tenían lugar en Petrogrado, nosotros planteábamos la cuestión del siguiente modo: el 25 de octubre debe reunirse el Segundo Congreso de los Soviets; el proletariado y la guarnición de Petrogrado exigirán del congreso que ponga en el orden del día en primer lugar el problema del poder y que lo resuelva en el sentido de que el poder pertenece desde ahora al Congreso General de los Soviets; si el gobierno de Kerensky trata de disolver el congreso -estos son los términos de innumerables resoluciones aprobadas sobre el tema- la guarnición de Petrogrado dirá la última palabra”. En “Cómo hicimos la Revolución Rusa” de León Trotsky, ediciones CEIP, 2005.