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Boletín Especial (Noviembre 2007)

La Revolución Rusa y la inminencia de la revolución en Europa

La Revolución Rusa y la inminencia de la revolución en Europa

Dominique Gros

 

Traducción inédita para este boletín electrónico realizada por Julio Rovelli y Rossana Cortez de extractos de la introducción de la tesis de doctorado en Ciencias Políticas de Dominique Gros titulada “Los consejos obreros, esperanzas y derrotas de la revolución en Austria-Hungría 1917-1920”, publicada el 16 de noviembre de 1973. Tomada de la versión francesa publicada en Cahiers du C.E.R.M.T.R.I Nº 97, junio de 2000.

(...) La Revolución Rusa de febrero-marzo de 1917, va a jugar un gran un rol en el desarrollo de las huelgas y de los motines sobre el frente oriental.

El “Llamado a los pueblos del mundo entero” del soviet de diputados obreros y soldados de Petrogrado (20 de marzo), va a despertar profundos ecos en el seno de las minorías nacionales de Europa central y los Balcanes, dentro de los ejércitos y en los grandes centros industriales de Europa. Va a favorecer la integración de las reivindicaciones inmediatas (aumento de las raciones a los civiles y a los militares, aumentos de salarios, liberalización del régimen de permisos), con el objetivo político de una paz inmediata y generalizada:

“¡Camaradas proletarios, trabajadores de todos los países!
[…] Nuestra victoria es una gran victoria de la libertad y la democracia. El pilar de la reacción en el mundo, el “gendarme de Europa” ya no está[1]...
… Decimos que ha llegado la hora del combate decisivo contra las ambiciones anexionistas de los gobiernos de todos los países; para los pueblos, ha llegado el momento de tomar en sus manos las decisiones, en lo que concierne a las cuestiones de la paz y de la guerra.

Consciente de su potencia revolucionaria, la democracia rusa anuncia que se opondrá por todos los medios a la política de conquista de sus clases dirigentes, e invita los pueblos de Europa a una acción común y decisiva en favor de la paz.
Apelamos también a nuestros hermanos, los proletarios de la coalición austro-alemana y, por sobre todo, al proletariado alemán. Desde los primeros días de la guerra, ellos dan por cierto... que aseguran la defensa de la civilización europea amenazada por el despotismo asiático.

Muchos de ustedes han visto en esto una justificación en el apoyo que le han dado a la guerra. Pero ahora esta justificación ya no vale: la Rusia democrática no puede ser ninguna amenaza para la libertad y la civilización”.

La sublevación de Petrogrado, al derrocar el régimen zarista, a su vez, privó a los dirigentes socialdemócratas alemanes del pretexto de la defensa nacional contra el “despotismo asiático”. A pesar de evidentes concesiones a los aliados, da una confirmación brillante de los principios afirmados en Zimmervald[2] y en Khiental, favoreciendo en Alemania la ruptura del U.S.P.D[3] con los socialistas mayoritarios. Por eso, la Comisión Socialista Internacional, nacida de la Conferencia de Zimmervald, con sede en Berna, lanza un llamamiento en respuesta al soviet de Petrogrado donde se puede leer: “La revolución que mata la guerra ha levantado cabeza” y más adelante:

“¡Si el proletariado no se levanta, si, sobre todo, las clases obreras alemanas y austríacas permiten que los gérmenes de lucha emancipadora, nacidos en medio de los humos sangrientos, sean asfixiados por la continuación de la guerra… Será el crimen más monstruoso de una toda una clase contra su propio futuro… ¡No hay solidaridad con la Revolución Rusa por fuera de la lucha revolucionaria en su propio país! …¡Abajo la unión sagrada! ¡Abajo la guerra! ¡Viva la acción internacional del proletariado! ¡Viva la Revolución Rusa! ¡Viva la revolución socialista internacional!”

A poco más de un mes después del desencadenamiento de la guerra submarina a ultranza, que va a precipitar la entrada en guerra de EE.UU junto a la Entente[4], aparecen los primeros consejos en Alemania. El consejo obrero que se elige el 8 de abril de 1917, en Leipzig nace de la organización de una huelga en la que los obreros se refieren claramente a la revolución de Marzo. Este consejo, primero es un comité central de huelga para la ciudad de Leipzig, encargado de llevar a la cancillería la plataforma de reivindicaciones: aumentos de raciones, desmilitarización del trabajo, pero también preparativos con vistas a una paz inmediata y el retiro del estado de sitio, el derecho de coalición, y los derechos electorales.

Por el canal de las organizaciones clandestinas de delegados, de militantes espartaquistas[5], de la izquierda socialdemócrata se produce la movilización de los trabajadores sobre objetivos, de los que una parte de ellos es impulsada por el programa socialdemócrata.

La constitución del U.S.P.D. en la conferencia de Gotha, el 6-8 de abril de 1917, ha puesto de relieve a toda una capa de militantes que contribuyen a la radicalización de las masas, pero, en el punto de partida, la huelga de Leipzig resulta de un movimiento amplio y espontáneo.

Esta huelga no permanece aislada: los "delegados revolucionarios" de Berlín (Revolutionäre obleute) deciden hacer votar el 15 de Abril, por una asamblea del sindicato de los metalúrgicos, una huelga contra las restricciones alimentarias. La detención el 13 de Abril de Richard Müller, organizador clandestino de los obreros metalúrgicos, va a precipitar el movimiento. El 18 de Abril, diez mil de huelguistas de la Deustchen Waffer-und-Munition Fabrik de Berlín eligen a un consejo de tres miembros encargado de llevar las reivindicaciones al canciller del Reich.

La huelga gana varios centros industriales de provincia: Halle, Brunswick, Magdeburgo. Al elegir comités de huelgas bautizados consejos, los obreros manifiestan su voluntad de hacer "como en Leipzig".

Los folletos difundidos en Leipzig por los espartaquistas comienzan a plantear el problema de la toma del poder en términos generales:

“¡Abajo esta guerra de asesinos! ¡Abajo el estado de sitio!… ¡Que la bandera roja flote sobre la República libre! ¡Tomen vuestro destino en sus manos! Si están unidos, el poder les pertenece”.

Dos meses más tarde, la capital austríaca es afectada por la huelga. ¡El 23 de mayo un trabajador extenuado se desvanece en el arsenal de Viena! Este incidente levanta una ola de protesta contra la fatiga y el hambre en todos los talleres. Se forman asambleas y redactan un pliego de reivindicaciones: jornada de ocho horas, supresión del turno nocturno de trabajo, aumento de salario, supresión de sanciones y mejoramiento de raciones. Al día siguiente, 42.000 trabajadores abandonan su trabajo en Viena. Como en Alemania, los responsables socialdemócratas, que incitan a la vuelta al trabajo son echados y abucheados al grito de "¡traición!” Pero allí también los responsables sindicales no esperarán a que las reivindicaciones sean satisfechas para poner término al movimiento. El día termina con la vuelta al trabajo en el arsenal, los izquierdistas radicales (Linsksradikalen) se dirigen así a los obreros:

“Mientras la guerra dure, esto no irá mejor. Esta es la razón por la que su reivindicación debe ser: ¡apertura inmediata de las negociaciones de paz! Exigimos una paz sin conquistas... ¡Sigamos el ejemplo de Rusia, de Petersburgo! ¡Todos los obreros fuera de las fábricas y en la calle! ¡No hay nada que temer!”.

Durante el mismo período y hasta julio, una serie de huelgas sacude las regiones industriales de los países checos: en Donavitz (a finales de marzo), a Vitkovitz (a finales de mayo), luego en junio y julio en Pilsen, en la cuenca del Moravska-Ostrava y en Praga donde aparecen los primeros consejos obreros clandestinos, que reclaman la paz y la independencia nacional.

En Hungría, desde el mes de marzo, cientos de huelgas parciales y locales, a veces victoriosas, se llevan adelante para obtener salarios más elevados. El 1 de mayo, la socialdemocracia reúne más de 100.000 personas, en Budapest que aclaman la paz, el sufragio universal y la Revolución Rusa. A principios de junio los ferroviarios obtienen la satisfacción de sus reivindicaciones al cabo de 9 días de huelga. El 14 de junio, Budapest es paralizado por una huelga del transporte urbano, del comercio y de la administración, en el curso de la cual 150.000 trabajadores se manifiestan a favor de la paz. Pero la ira de las masas va cada vez más claramente contra el gobierno del Conde Tisza. El 28 de junio, 2.000 jóvenes saquean los locales del partido de Tisza. La dirección del M.S.Z.D.P.[6] desautoriza a los responsables y Jenö Landler, que es entonces uno de los principales responsables de la izquierda socialista, confiesa que sufre por detener a los obreros.

Asimismo, en Rumania, la agitación toma un giro claramente antigubernamental por razones geográficas evidentes, el vínculo con el gobierno ruso de los soviets se establece directamente, al igual que en Finlandia y en los países bálticos. En abril de 1917, siguiendo el ejemplo del consejo obrero de Odessa y de los consejos de soldados del VIII ejército ruso, los obreros y los campesinos de Bukovin y de Moldavia forman sus propios consejos. El 16 de abril, los socialistas rumanos organizan la primera gran manifestación anti-guerra en Iasi, luego de los funerales de un dirigente del partido, Otto Calin. El 1 de mayo, soldados rusos y obreros rumanos se manifiestan juntos en Iasi por la liberación de los presos políticos. Efectivamente, logran liberar a un grupo de socialistas, entre los que se encuentra Rakovsky[7]. Animados por este éxito lanzan una nueva manifestación a favor de la República y a favor de la expropiación de los grandes latifundios. 

Aprovechando la ocasión para eliminar a un adversario inoportuno, ni el gobierno alemán ni su homólogo austríaco ponen obstáculos a la difusión del llamamiento del soviet de Petrogrado, aunque que el gobierno provisional ruso parecía querer continuar la guerra junto a los aliados. El estado mayor alemán se abstiene de lanzar la ofensiva que había previsto contra Petrogrado y Bethmann-Holweg[8] facilita el regreso de Lenin, Martov y los zimmerwaldianos rusos a su país. Quisiera obtener del gobierno ruso una paz separada; pero al mismo tiempo, debe evitar el contagio de los disturbios revolucionarios y no dejar translucir en el extranjero las tensiones sociales que se manifiestan. Por eso la censura le pedirá a la prensa evitar toda comparación entre los acontecimientos de Rusia y los de Alemania, y toda alusión a los objetivos de guerra.

También, con la esperanza de una paz por separado, el canciller alemán y el conde Czernin autorizan la participación de representantes socialdemócratas a la conferencia socialista de Estocolmo[9].

El eco de la primera Revolución Rusa será mucho más débil en Francia,. El llamamiento del soviet de Petrogrado no será publicado íntegramente, más que al dorso de un volante difundido en París el 1 de mayo de 1917 por los internacionalistas del C.R.R.I[10]. El temor de una paz separada de Rusia con Alemania, el fracaso del plano Nivelle el 16 de abril, las crecientes dificultades económicas incitan al gobierno a censurar todas las informaciones procedente de Rusia, (se niegan pasaportes para la conferencia de Estocolmo). 

Sin lazos aparentes con los acontecimientos de Rusia, de enero a mayo de 1917, las huelgas se sucedan en las textiles, las fábricas de guerra y la construcción por aumentos de salarios o por subsidios por la carestía de la vida. Se trata del desarrollo de un proceso de agitación que comenzó en las fábricas de armamento y continúa desde julio de 1916 contra los "salarios de guerra" y el "estrés intensivo y agotador”.

El 1 de mayo de 1917, celebrado en Inglaterra, en la región de Clyde con una manifestación común de los obreros y de los marinos rusos en escala allí. En los días siguientes, 400 obreros de las hilanderías de Rochdale se declaran en huelga contra la "dilución" (ataques llevados adelante a los empleos de los obreros especializados). El movimiento de delegados de talleres, estructurado desde 1916, también organiza la huelga en Lancashire, Sheffield, en Coventry luego en Londres, esta vez, sin que paren los obreros de Clyde.

Para Italia, la entrada en guerra fue un acto diplomático que no desencadena ningún entusiasmo patriótico en el seno de la población. El desarrollo de la industria de guerra precipitó el éxodo rural, lo que tuvo como consecuencia el aumento del desempleo. Las dificultades de transporte marítimo provocan a partir de enero una escasez importante de carbón y, cinco meses más tarde, una gran crisis de abastecimiento. La coalición de "concentración nacional", formada en junio de 1916, está en estado de crisis permanente. El partido socialista, que hizo campaña por la neutralidad, es incapaz de organizar cientos de manifestaciones y huelgas, que agitan unas tras otras al conjunto de las zonas industriales y ocasionan en los cuatro primeros meses del año miles de arrestos. En semejante situación, el eco de la revolución de Marzo será más vivo que en cualquier otro país de la Entente. El 1 de mayo, una poderosa manifestación recorre las calles de Milán aclamando la Revolución Rusa. El 4 de agosto, el partido socialista recibe a los delegados del soviet de Petrogrado y publica un llamado en el que recomienda una acción internacional del proletariado para poner fin a la guerra.

En Turín, el 22 y 26 de agosto, algunos días después de la visita de los delegados rusos, un levantamiento de gran violencia conmociona a toda la ciudad. Los obreros, sin armas, se rebelan e intentan, en vano, fraternizar con el ejército; el comando militar se esfuerza por persuadir a los soldados que se trata de un levantamiento inspirado por los Imperios Centrales, y el ejército tira sobre la multitud, causando 50 muertos y centenares de heridos.

Al mismo tiempo, la huelga general paraliza la región de Milán en donde se constituyen los primeros "Consigli de Azienda" a partir de los comités de huelga, a pesar de la resistencia o la inercia de los jefes socialistas y sindicalistas. El pueblo italiano no se enterará de nada de esto: la censura organiza la conspiración del silencio.

Motines y consejos de soldados

En el conjunto de los frentes, la tasa de deserción aumenta en 1917. Ninguna ofensiva de gran envergadura permite disipar el malestar de uno y otro lado. Los soldados intercambian fragmentos de información, discuten y se niegan cada vez más a considerar el combate bajo una apariencia patriótica, como testimonia la correspondencia que intercambian con la retaguardia. La brecha lograda el 26 de agosto por el ejército francés en Verdún se salda con una masacre en los dos campos. El frente ruso se ha estabilizado. En las trincheras, los soldados tienen la impresión de efectuar una absurda guerra de excavaciones. La relación de fuerzas parece haberse congelado hasta la intervención efectiva de EE.UU.

En el ejército francés, una serie de motines en mayo-junio de 1917 dislocan los regimientos del VI ejército en el frente nordeste. Los soldados se niegan a volver a las trincheras. Algunas unidades piensan en marchar hacia París. Los incidentes más serios tienen lugar a partir del 28 de mayo en la "división Mangin" en donde los soldados amenazan a los oficiales, gritando "¡Abajo la guerra!" "¡Viva la revolución!" "¡Abajo los curas!" "¡Viva Rusia!", ganan la guardia de la comisaría y liberan a los prisioneros. El paroxismo de la crisis se alcanza a principios del mes de junio cuando 2.000 hombres de la división 41 se rebelan cantando la Internacional. En total, son miles los levantamientos y centenares de condenas a muerte.
 
Exactamente en la misma época se manifiestan en la marina alemana los primeros signos de descomposición de la disciplina militar. El 6 de junio, los marinos del Prinz-Regent-Luitpold, varados en Wilhelmshaven, se niegan a obedecer; un poco más tarde, se desarrollan manifestaciones parecidas a bordo del barco Almirante Friedrich der Grosse. En ambos casos, como en junio de 1905 en el Potemkin, la cuestión de los alimentos es la que origina los incidentes. Rumores de huelga de hambre circulan en varios puertos; los hombres del Pillau y del Prinz Regent bajan a tierra sin permiso. En total, unos quince acorazados de guerra son afectados por la oleada de descontento sin que la flotilla sea afectada por el movimiento.

 

Las "Comisiones de almacenes de víveres" (Menage Kommissionen), creadas tardíamente en la marina de alta mar por instigación de la comisión de marina del Reichstag, van a convertirse, según el socialista independiente Dittmann, "en el centro de todas las quejas, no solamente por el tema de los alimentos, sino también, relativamente, por los permisos y el servicio". A pesar de la vigilancia de los oficiales, los marinos organizan la elección de "hombres de confianza" en el seno de las comisiones.

La comisión del Friedrich pronto fue considerada por los marinos como la comisión central de hecho; en su dirección se encuentran el chofer Sachse, los marineros Reichpietsch y Weber que construirán una red clandestina de delegados marineros ligados a Köbis y a los marineros del Prinz Regent. La elección de "hombres de confianza" se hacía, ya sea a bordo de los barcos, ya sea en tierra, en los cafés. Las discusiones evolucionan rápidamente hacia el problema de la paz y las responsabilidades de la guerra. En un momento dado circulan entre la tripulación pedidos a favor de la conferencia de Estocolmo y de una paz sin anexiones.

Aunque el U.S.P.D. haya estimado 5.000 nuevas adhesiones sobre la base de estas demandas, el intento de estructuración política del movimiento a cuenta de este partido es, en todos los casos, posterior a la formación de la red de delegados que los parlamentarios independientes consideran con escepticismo.

Pero el almirante Scheer[11] no se equivoca sobre la importancia de la red cuando denuncia en un informe militar la "infeliz coincidencia" que quiso que se decretase la institución de "Comisiones de alimentación" justo en el momento en que los marineros buscaban un sustento legal para desarrollar la organización de sus delegados. No se trata de otra cosa más que del nacimiento de los consejos de soldados que, en noviembre de 1918 se expandirán en todo el ejército imperial. (...)



[1] El texto hace referencia al papel de la Rusia zarista. (NdeT).
[2] En septiembre de 1915 se reunió en Zimmerwald, Suiza, una conferencia que tenía el objetivo de reagrupar a las corrientes internacionalistas que habían sobrevivido a la catástrofe que provocó en la II Internacional el estallido de la Primera Guerra Mundial. La mayoría de los que participaron eran pacifistas; una minoría dirigida por Lenin constituyó la "izquierda de Zimmerwald". (NdeT).
[3] Unabhängige Social-Demokratische Partei Deutschlands (Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania).
[4] Nombre que recibe el sistema de alianzas que elaboró Francia con Inglaterra y Rusia para contrarrestar la Triple Alianza (Alemania, Austria e Italia). Los pactos definitivos se firmaron en 1907, pero no constituyeron una verdadera alianza hasta 1914, cuando ya la guerra con Alemania era inminente. Por estos acuerdos, los tres estados se comprometían a no firmar la paz por separado, pero en 1917, al triunfar la revolución bolchevique en Rusia, los soviets declararon invalidados los acuerdos realizados por el zarismo y firmaron la paz por separado con Alemania (paz de Brest-Litovsk, 1918). (NdeT).
[5] Coalición de revolucionarios socialistas que se organizó en el seno de la socialdemocracia alemana durante la Primera Guerra Mundial. Fundada en 1916, se opuso a la supresión de la lucha de clases y al colonialismo a través de su revista clandestina Cartas de Espartaco (1916-1918). Sus miembros fueron expulsados del partido en 1917. Sus principales dirigentes fueron K. Liebknecht y R. Luxemburgo. En 1918, la brigada espartaquista intentó, a través de una serie de huelgas, motines y enfrentamientos, implantar el sistema de los soviets en Alemania y realizar una revolución socialista. Sus dirigentes fueron apresados y asesinados, y el grupo fue disuelto, si bien constituyó el núcleo del Partido Comunista alemán, fundado el 1 de enero de 1919. (NdeT).
[6] Magyarorszagi szocialdemokrata part: Partido Socialdemócrata Húngaro. 
[7] Rakovsky, Khristian (1873-1941). Destacado revolucionario de los Balcanes durante la Iº Guerra Mundial. Fue presidente del Soviet de Ucrania en 1918, luego embajador en Londres y París. Fue uno de los primeros dirigentes de la Oposición de Izquierda. Deportado al Asia central en 1928, enfermó y sufrió por la falta de atención médica y el aislamiento al que se lo sometió. Fue militante firme de la oposición hasta 1934. En 1938 fue uno de los principales acusados en el tercer juicio de Moscú, donde fue declarado culpable, condenado a veinte años de cárcel. Murió en prisión. (NdeT).
[8] Betham-Hollweg Theobald von (1856-1921). Militar alemán. Canciller del Imperio desde 1909 a 1917. Intervino en los conflictos que dieron origen a la Primera Guerra Mundial. (NdeT).
[9] En apoyo de un Comité Conjunto de los partidos socialistas escandinavos, el director del Social-Demokraten, Borgbjer, presentó una invitación al Comité Ejecutivo de los Soviets para asistir a una Conferencia internacional de la paz a realizarse en Estocolmo. Los mencheviques y socialistas revolucionarios aceptaron, al igual que los centristas alemanes Hasse, Kautsky y Ledebour. Los socialistas franceses e ingleses rechazaron la invitación por razones patrióticas. La Conferencia de abril de los bolcheviques rechazó el proyecto a propuesta de Lenin, porque se trataba de una maniobra política del imperialismo alemán, hecha a través de gobiernos socialistas, para obtener condiciones de paz más ventajosas. Unicamente Kamenev apoyó la idea de la participación. (NdeT).
[10] Comité para la Reanudación de las Relaciones Internacionales.
[11] Scheer Reinhard (1863-1928). Almirante alemán. Comandante de la flota de alta mar, dirigió la batalla de Jutlandia. (NdeT).