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Cuadernos del CEIP N°3 (Agosto 2002)

Los Oposicionistas Indochinos

Los Oposicionistas Indochinos

Grupo Indochino de la Liga Comunista (Oposición) - Agosto de 1930[1]

En Indochina como en la comunidad emigrada, el movimiento comunista está atravesando uno de los períodos más difíciles.
Los sangrientos acontecimientos que desde febrero sacuden todo el país no nos han deparado aún la victoria; el imperialismo todavía se mantiene firme sobre sus bases e intenta reagrupar detrás de sí a la burguesía y a la pequeño-burguesía nativas dándoles concesiones, reformas políticas y económicas. La lucha de clases se agudiza día tras día.


La importancia del problema colonial bajo el dominio imperialista no se le podría escapar a ningún comunista. La explotación de millones de trabajadores coloniales permitió a los imperialistas asegurar un cierto margen de reformas para los trabajadores europeos, favoreciendo así el desarrollo de las corrientes reformistas en el seno del proletariado. Los movimientos de masas que se produjeron, y que continúan produciéndose en China, la India, Indonesia2, Indochina, etc. ... socavan las bases de la dominación imperialista; cada victoria de los pueblos coloniales sobre los imperialismos es una victoria del proletariado, cada una de sus derrotas es una derrota del proletariado. Una política correcta hacia los problemas coloniales es por lo tanto de importancia capital para el desarrollo de la revolución mundial.
Sin embargo, la dirección actual de la Internacional Comunista (el grupo centrista de Stalin)3, con su política colonial fundamentalmente ecléctica, amalgama heterogénea de sunyatsenismo pequeño-burgués con la concepción marxista de la lucha del proletariado por su emancipación, llevó a los movimientos coloniales a cometer error tras error, abandonando en la práctica la lucha por la dictadura del proletariado y la revolución socialista. Los argumentos más erróneos son desenterrados de la profundidad de los recuerdos para justificar «una revolución nacional democrático-burguesa», mientras que las enseñanzas fundamentales de Marx, Lenin y Trotsky que fueron admirablemente expresadas en la tesis colonial del II Congreso de la Internacional Comunista4 son pisoteados sin más. Las contradicciones internas entre los elementos que componen esta amalgama, contradicciones inevitables, se manifiestan en una política incoherente y zigzagueante. Después del bloque de las cuatro clases5, la permanencia del P.C. chino en el Kuomintang, y la oposición a la creación de los Soviets durante el desarrollo de la Revolución china, vino la agitación de la consigna de soviets y el putsch de Cantón6 en el período de la contrarrevolución. Esta política liquidó la revolución china en 1927; perjudica la formación de P.C. en Oriente, y de hecho ya está haciendo su trabajo destructivo allí, tanto en la India como en Indochina.
Lo esencial del pensamiento leninista es una política proletaria basada en un análisis correcto de los acontecimientos. Es por la ausencia de tal política que nació la oposición comunista para oponerse, incluso al costo de las peores dificultades, a las desviaciones de todo tipo.
Los errores más graves fueron cometidos en las colonias; también allí se desarrolla la oposición con el objetivo de reencauzar la Internacional Comunista.
La situación indochina
El movimiento comunista en Indochina es de origen muy reciente. No conoció el período glorioso de los cuatro primeros congresos de la I.C. dirigida por Lenin y Trotsky; en cambio sí conoce el período de la descomposición de la I.C. causada por la política de Stalin. En Indochina, como en todos los países, esta política está infectada de tendencias manifiestamente mencheviques, si bien esto no excluye de ninguna manera la posibilidad de prácticas aventureras.
Esta política sostiene la tesis de la «revolución nacional democrático-burguesa primero» por las siguientes razones:
1. «La economía indochina es atrasada, la industria está poco desarrollada y no está concentrada; el proletariado indochino es entonces débil, inexperto e incapaz de ejercer la dictadura del proletariado».
Estos argumentos son idénticos a los que los mencheviques rusos opusieron a Lenin para condenar la toma del poder por los bolcheviques y oponerse a la dictadura del proletariado durante la Revolución de Octubre. Los acontecimientos que desde febrero sacuden Indochina no iluminaron a la dirección actual de la I.C. como tampoco lo hizo la Revolución china de 1927; ella sobreestima la fuerza revolucionaria del nacionalismo y olvida el ABC del materialismo histórico, creyendo en el nacionalismo progresivo de los pueblos coloniales tan ingenuamente como cree en la radicalización de las masas europeas7. La agitación nacionalista de los últimos años no es más que una manifestación de la crisis que se agudiza día tras día llegando al profundo marasmo de este año. Expropiados por la concentración agrícola e industrial -fenómeno particularmente visible por la considerable presión a la «revalorización» de la colonia-, los campesinos y la pequeño-burguesía son las clases más golpeadas por esta crisis económica; éstas creían ingenuamente que la independencia nacional podía liberarlas de la miseria, pero en los últimos tiempos la mayoría comprendió su error.
2. «La burguesía anamita lucha por el poder: mediante una revolución nacionalista-burguesa el proletariado conquistará los derechos democráticos y las libertades burguesas como en Occidente. Luego, la lucha por la Revolución proletaria aparecerá claramente... La principal fuerza revolucionaria en Indochina no es el comunismo de los obreros y campesinos pobres, sino el nacionalismo de los pequeño-burgueses. En la lucha por derrocar al imperialismo, objetivo al que apuntan los comunistas tanto como los nacionalistas, el comunismo no estaría llamado a jugar el rol principal, sino el nacionalismo.» Ésta es otra de sus razones.
La dirección de la I.C. debería saber mejor que nadie que en el desarrollo de la lucha contra el imperialismo, la burguesía anamita como toda burguesía colonial se posicionará del lado del imperialismo; los últimos acontecimientos lo demostraron concretamente. Según el punto de vista stalinista, la alianza del proletariado y del campesinado le arrancaría de las manos el poder al imperialismo y a la burguesía -ya que ésta última no lo haría- y se lo entregaría a la burguesía nativa. Esta política es claramente monstruosa y criminal.
3. La dirección de la I.C. también sustenta la política centrista de creación del partido bipartito obrero y campesino: a) porque el peso numérico de los obreros es demasiado débil, siendo campesina la mayoría de la población (95%); b) porque el potencial revolucionario del campesinado, por su estado de explotación, está en el mismo nivel que el del proletariado si no es que lo sobrepasa.
La dirección de la I.C. le otorga al campesinado una capacidad revolucionaria que no tiene, en vez de darle la importancia que le corresponde.
La forma del partido es la expresión más clara de la política que lleva adelante. El partido bipartito8 es la su-bordinación política del proletariado y del campesinado pobre a la burguesía nativa en la lucha antiimperialista, es el bloque de clases, es toda la política oportunista de China antes de 1927.
Sobre el partido bipartito retomamos lo que escribió el camarada Trotsky en la «Crítica al programa a la I.C.»9.
Estos errores teóricos que denunciamos fueron claramente formulados por Martinov, Stalin, Bujarin durante la Revolución china de 1927. Desde entonces, durante el zig-zag ultra izquierdista, esta política sólo fue abandonada en parte y de palabra, pero se mantiene en la práctica tanto en Indochina como en la India.
Junto al camarada Trotsky apoyamos las tesis de la «Revolución Permanente», la única teoría viva concreta que pueda llevar sin dudas al movimiento colonial a la victoria contra el imperialismo y a la construcción del socialismo. Rechazamos el eclecticismo stalinista como una política falsa que conducirá inevitablemente al proletariado a la derrota.
Nuestras reivindicaciones
Estamos por la liberación de la clase obrera. Estamos convencidos que sólo la lucha de clases que derribe a la burguesía nativa y al imperialismo y culmine en la dictadura del proletariado, puede conducirnos por este camino y que toda doctrina de colaboración de clases no es más que una ideología velada y servil de la dominación de la clase capitalista. La I.C. es nuestra organización internacional, el P.C. es nuestro partido. La I.C. es la única organización revolucionaria del proletariado, no importa cuán graves hayan sido sus errores. Nos sometemos por disciplina a sus decisiones, manteniendo siempre nuestro punto de vista.
En cuanto al P.C. Indochino y a la I.C. somos una fracción que actúa en su seno según las circunstancias. Luchamos en las filas de la oposición internacional por una política correcta de la I.C. y para reencauzarla. En primer lugar, llamamos a los trabajadores a defender la primera conquista del proletariado, la Unión soviética, que es la única patria de los trabajadores. La defensa de la revolución rusa no es para nosotros una cuestión retórica. La defensa de la Rusia soviética consiste no sólo en mostrarles a los obreros su desarrollo económico, sus triunfos industriales, sino también y sobre todo llevando en los países capitalistas una política que fortalezca el movimiento revolucionario, y en la URSS una política que desarrolle los cimientos del socialismo (industrialización y colectivización) en detrimento de las fuerzas capitalistas (nepistas, kulaks)10 y de la burocracia. La defensa de la Revolución rusa exige la inmediata libertad de sus más valientes soldados, los oposicionistas comunistas rusos, el cese de la represión contra ellos y su reintegración en el Partido bolchevique.
Una política correcta en el ámbito nacional es inconcebible sin una política correcta a escala internacional. Con este fin es necesario retomar la política revolucionaria de los cuatro primeros congresos. Desde hace seis años se produjeron modificaciones importantes en la estructura mundial, se desplazaron fuerzas, nacieron nuevas contradicciones en el campo imperialista. Pero es aplicando los principios de Marx y Lenin a cada caso particular en su marco general, y no mediante el empirismo que libraremos una lucha efectiva hasta la victoria.
En Indochina, donde gran parte de nuestra actividad debe desplegarse, nuestra tarea esencial es preparar, formar, organizar la vanguardia proletaria revolucionaria conciente de la misión histórica del proletariado. Esta dirección combatirá paso a paso al imperialismo, cuyo desarrollo seguirá atentamente. También se formará librando una lucha implacable contra todas las corrientes ideológicas susceptibles de arrastrar a las masas indochinas en la dirección equivocada.
En Indochina como en todas las colonias, el nacionalismo, del que se reclama hipócritamente la gran burguesía nativa, no es más que un instrumento del que se sirve frente al imperialismo para obtener una mejor porción del botín capitalista; en manos de la pequeño-burguesía es un arma peligrosa que llevaría al país a una economía «compradora» al estilo chino. El nacionalismo que desde siempre fue una ideología reaccionaria sólo puede forjar nuevas cadenas para la clase obrera. Para liberar a las masas primero hay que derrocar al imperialismo, pero el nacionalismo no puede ser el arma del proletariado.
Afirmamos que en la lucha contra el imperialismo, la burguesía nativa, debido a su debilidad congénita por la internacionalización de la burguesía y por los métodos primitivos de lucha que emplea (subjetivismo, gandhismo11, terrorismo,...), será incapaz de conducir esta lucha hasta la realización completa de su programa; en el desarrollo de la lucha, cuando el proletariado se vuelva una amenaza para sus intereses de clase -lo que sucede actualmente en Indochina-, la burguesía nativa actuará en connivencia con el imperialismo en defensa de sus intereses reprimiendo ferozmente los movimientos de la clase obrera.
Sólo la clase obrera aliada con los campesinos pobres puede derrocar al imperialismo y la burguesía; las tareas democráticas, que según la I.C. puede llevar a cabo la burguesía nativa, sólo serán realizadas plenamente con el proletariado y el campesinado ejerciendo la dictadura del proletariado hacia la construcción del socialismo.
En suma, el contenido esencial de la «revolución democrático-burguesa» -consigna de la I.C.- no será consumado, excepto mediante la dictadura del proletariado que llevará adelante la construcción socialista.
Además la I.C. comete un grave error al dividir su programa en etapas, sin basarlo en el programa de la lucha revolucionaria en las colonias: 1) emancipación nacional, unidad nacional, 2) conquista de las libertades democráticas, 3) revolución socialista. La vida no seguirá el rumbo de esta decisión de la I.C.; es mucho más compleja, los obreros indochinos mismos exigen la simultaneidad de estos tres objetivos.
Nuestra consigna es: derrocamiento del imperialismo y la burguesía y conquista de las libertades democráticas mediante la dictadura del proletariado.

El rol del partido comunista está ligado a la tarea histórica del proletariado indochino: hegemonía en la lucha antiimperialista, dictadura del proletariado. Por ello combatimos la idea de un partido bipartito. Trabajamos en cambio por un partido comunista fuerte en Indochina, preparado ideológicamente y que lleve adelante su tarea de vanguardia del proletariado en la lucha antiimperialista y por la toma del poder.
En este momento, cuando acaba de producirse una fusión entre diferentes partidos revolucionarios de Indochina -3 partidos comunistas y 3 partidos nacionalistas- en un sólo partido unificado: el P.C. indochino, nuestra tarea es clarificar ideológicamente este partido, y comprometerlo en la vía del comunismo verdadero.

Después de las derrotas de las revueltas de este año, después de la feroz represión, nuestra tarea de reagrupamiento y organización es considerable. Ésta será realizada junto a la lucha implacable contra las corrientes reformistas que podrán cobrar fuerza a partir de estas derrotas y que el imperialismo no dejará de promover (discursos de Varenne y Pietri en la Cámara).

- Por la creación de una vanguardia revolucionaria
- Por una política comunista en Indochina
- Contra la creación de un partido bipartito
- Contra las tendencias nacionalistas, terroristas en el P.C. indochino
- Contra las corrientes reformistas que el imperialismo intenta crear
- Por el re-encauzamiento de la I.C.
- Por una lucha vigorosa y eficaz contra el capitalismo que lleve a la dictadura del proletariado
- Contra la socialdemocracia que traiciona a la clase obrera
- Contra la burocracia y el empirismo stalinistas que debilitan los partidos comunistas

Luchamos, y llamamos a todos los comunistas a luchar, a pesar de las más odiosas calumnias de la burocracia que actualmente dirige de modo desastroso al movimiento comunista.

1Traducción inédita al español del original francés. El texto original fue hallado en los archivos de Trotsky por Pierre Broué, quien luego se lo envió a Ngo Van. Fue enviado por éste a Al Richardson quien nos cedió una copia a través de Alejandra Ríos. Fue publicado en versión inglesa en Vietnam and Trotskyism de Simon Pirani.
Fueron Ta Thu Thau, Phan Van Hum y Ho Huu Tuong quienes reagruparon a un grupo de obreros y estudiantes emigrados y fundaron en Francia el «Grupo Indochino de la Liga Comunista» con la cual tomaron contacto mediante sus principales dirigentes: Molinier, Naville, Rosmer y Pierre Frank. El grupo redactó la presente declaración con el fin de marcar sus divergencias con la Internacional Comunista, y con el PCI en particular, al mismo tiempo que llamaba a la defensa de la URSS.
2 China vivió un ascenso revolucionario desde 1925 hasta 1927 que culminó en el aplastamiento de la insurrección de Cantón a manos de Chiang Kai-shek. En la India, hacia los ‘30 el Partido del Congreso (Gandhi) lanzó la segunda campaña de «desobediencia civil» contra la dominación colonial británica. En Indonesia, de 1926 a 1927 se produjeron insurrecciones en Java y Sumatra contra el dominio colonial holandés.
3 Recuérdese que en esta época, la Oposición de Izquierda internacional aún caracterizaba al stalinismo como «centrismo» y llamaba a reformar la Comintern.
4 El Segundo Congreso de la Internacional Comunista se reunió el 19 de julio en Petrogrado y del 23 de julio al 9 de agosto de 1920, en Moscú. Ver «Tesis y adiciones sobre la cuestión nacional y colonial», en Los cuatro primero congresos de la Internacional Comunista, Editorial Pluma, pág. 187.
5 Se refiere a la teoría de Stalin-Bujarin en este período, según la cual el triunfo de la revolución «democrática» se daría a través de la alianza de la gran burguesía, la pequeña burguesía, el campesinado y el proletariado, alianza que, según la burocracia stalinista, tenía intereses comunes en su lucha contra el dominio imperialista.
6 El intento fallido del PC chino de tomar el poder en Cantón fue parte del giro ultraizquierdista de la Comintern.
7 Esta es una referencia a la política ultraizquierdista del «tercer periodo» de Stalin, que sostenía que la clase obrera en Europa y las masas coloniales por igual estaban en la antesala de la revolución (N. de la E. inglesa).
8 Esta es una referencia a la política de Stalin de «partidos obreros y campesinos», la cual, junto con el «bloque de las cuatro clases», fue usada para justificar la capitulación del PC chino ante el Kuomintang. Ver La Tercera Internacional después de Lenin. (N. de la E. inglesa).
9 Publicada bajo el título El borrador de programa de la Internacional Comunista - Una crítica de los fundamentos, esta fue una crítica al borrador de resoluciones del Sexto Congreso de la Internacional Comunista, escrito por Trotsky en el exilio en Siberia en junio de 1928. Ver La Tercera Internacional después de Lenin. (N. de la E. inglesa).
10 Nepista: partidario de la Nueva Política Económica (NEP); kulak: campesino rico.
11 Mahatma Gandhi fue dirigente del movimiento nacionalista burgués indio. Con su política de resistencia pasiva, evitó la radicalización de las masas en la lucha contra la dominación británica, desviándolas hacia el apoyo al nacionalismo burgués (Partido del Congreso de la India).