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Cuadernos 15 - Los trotskistas contra Stalin

Cartas del exilio

Cartas del exilio

Lev Sosnovsky
Nota: Estas cuatro cartas fueron publicadas en los Boletines de la Oposición (bolchevique-leninista) Nº3-4. Nosotros aquí reproducimos sólo dos: una dirigida a Vardin y la otra a Trotsky.
Fuente: La Lutte de Classes Nº 17, enero de 1930. Traducidas para este Cuadernos por Pablo Gastaminza.

Publicamos a continuación cuatro cartas del camarada L.S. Sosnovsky; escritas en Barnaúl, es decir, el lugar adonde él fue deportado, en el transcurso de 1928. Estas cartas tratan temas sociales y políticos, así como temas de la vida cotidiana y de las costumbres. Tres de estas cartas estaban dirigidas al camarada Trotsky.
Ellas hablan de lo que pasa en las aldeas de Siberia, en el Partido y en todo el país. Como todos los otros trabajos del camarada Sosnovsky, incomparable observador y publicista, estas cartas están imbuidas con el aliento de la vida real. La gran cualidad de Sosnovsky, sin la cual no podríamos imaginar un publicista de gran envergadura, es la frescura de las impresiones.
Las frases hechas, los diagramas establecidos por las oficinas no podrían influir sobre él. Más allá de las formulas y las cifras, él busca y sabe encontrar a los seres vivos, y los comprende en dos planos: el individual y el de clase. Es precisamente esta frescura de visión y esta capacidad de ver lo que pasa en el país, lo que ha hecho del camarada Sosnovsky uno de los líderes de la Oposición bolchevique-leninista.
Estas cuatro cartas datan ya de más de un año. La última fue escrita el 22 de agosto de 1928. Si bien estos documentos fueron redactados tras las huellas inmediatas de los acontecimientos y se basan en hechos de ese entonces, no han perdido su interés. Ellos conciernen a los primeros pasos del “curso a izquierda” de los estalinistas, el cual fue inaugurado oficialmente el 15 de febrero de 1928.
Sosnovsky devela de manera magistral las contradicciones de este “curso hacia izquierda” que, engañando vilmente a la Oposición, se ha dispuesto a demolerla como organización. La opinión del camarada Sosnovsky sobre los que han capitulado está estrechamente relacionada a esta apreciación del “curso de izquierda”, de sus contradicciones y perspectivas.
La carta a Vardin parece escrita ayer, más aún cuando los que han capitulado en la tercera línea (Radek, Preobrajensky, Smilga) no han agregado ni una sola palabra a lo que han dicho y hecho sus lamentables predecesores.
Las cartas publicadas a continuación explican bastante por qué su autor fue arrestado en Barnaúl, donde había sido deportado y encarcelado en “aislamiento” en Cheliánbinsk, donde aún se encuentra.
La redacción del Boletín dirige a L.S. Sosnovsky, así como a todos los deportados y prisioneros bolcheviques-leninistas, el caluroso saludo de la oposición.

La Redacción del Boletín de la Oposición (bolchevique-leninista)

Barnaúl, 30 de Mayo de 1928

Camarada Vardin1,

Le reenvío la carta que usted dirigió, el 13 de abril, a Sarkis2. Una vez más, y varias veces, me he preguntado si yo tenía razón en atacarlo en mi carta anterior, que le fue transmitida por intermedio de Vaganian3. Sí, yo tenía razón absolutamente. Pero, antes que nada, ¿Por qué ha hecho tanto escándalo alrededor de un “cadáver de ahogado”? Usted lo enterró con mucha ceremonia en lugar de arrastrar la carroña al basurero. ¿Cuántos argumentos de primer orden no utilizó contra Sarkis?¿Y para qué? Para tomar usted el mismo camino.
Los oportunistas y los centristas vociferan para hacerse escuchar en todo el mundo: “Este es el enemigo: el trotskismo”. En 1923, en este coro poco respetable, usted vociferó junto con los otros, bajo la batuta de los directores de orquesta: Stalin y Zinoviev. Después del XIV Congreso, ustedes dejaron de gritarle al trotskismo, y, por boca de Zinoviev, declaraban su arrepentimiento, no sin confusión, admitiendo que en la lucha de 1923 era Trotsky quien tenía razón, y no ustedes, acólitos de Stalin. Al elaborar la plataforma4, documento de una importancia internacional e histórica que ha salvado las banderas del bolchevismo, ninguno de ustedes intentó hablar del “trotskismo histórico” como de un peligro. Luego se redactaron unas contratesis para el XV Congreso. Allí tampoco dice nada sobre las “tergiversaciones del antiguo trotskismo”. Y después de esto, hasta el Congreso mismo, los boletines de la Oposición salieron con su colaboración, la de ustedes y la nuestra. Y ni una palabra sobre las “tergiversaciones del antiguo trotskismo”
Y solamente cuando usted estaba en Siberia, entre los condenados, en virtud del artículo 58, que es aplicado a los guardias-blancos de Chajty, solamente entonces usted se acordó, junto a Safarov5, que existe un peligro de “antiguo trotskismo”; que existe una tesis de Trotsky sobre el Termidor y que con todo esto usted podría sacar un beneficio ante Stalin. Usted tenía razón cuando le escribía a Sarkis que él no iría al paraíso si declaraba a Stalin y Mikoyan6 que ellos habían fracasado. Por esto Sarkis ha escrito tan bondadosamente que él, Sarkis, estaba quebrado y que pedía perdón por sus pecados. Este aventurero ha tirado por el inodoro toda esta correspondencia con su prójimo, redactada para la salvación de su alma. El supuso que la Oposición había vencido desde el punto de vista político, pero que había sido demolida en su organización: esto era un “pase de magia” de un alumno digno de la escuela política de Zinoviev. Sarkis “tocó su instrumento” únicamente para poder presentarle a Stalin su declaración en bandeja, no solamente la suya, sino la de todo un grupo. Ya que las declaraciones en grupo cotizan en mercado mucho más alto que las confesiones individuales y las apostasías de algunos de renegados.
Pero actualmente, usted también se muestra discípulo de Zinoviev. Usted también siente que acercarse a Stalin hablándole de su fracaso, no daría el resultado deseado. Usted desea ir hacia él arrastrándose sobre su vientre, tiene esta necesidad en sus entrañas. De ahí viene que usted hable del “antiguo trotskismo”, al que usted ha convertido en un blanco. Usted no solamente se ofrece en calidad de antiguo “acólito” del trotskismo (función que ocupó hasta el XIV Congreso) bajo la dirección de Slepkov-Martynov-Rafes7 y compañía. Este tiempo transcurrido al servicio de los otros ya es pasado. Ahora, usted debe ocupar un puesto de guardia carcelario delante de las células de trotskistas, autores de la plataforma y de las contratesis. Trate de demostrar que hay razones para mantenernos en prisión después del XV congreso. Trate de justificar la aplicación del artículo 58. Esto es lo que pueden proponerle a sus exámenes de partidario arrepentido de la “oposición trotskista”.
Según ciertos pasajes de las cartas de Sarkis vemos que él ha bajado, no de golpe, sino de una manera suave, en sus partes blandas, al camino de una filosofía “adaptada a la cobardía”. Las cartas que le dirigió a Sarkis parecían decir que usted era adversario de esta filosofía. Usted tiene razón: con semejante filosofía, uno se convierte más fácilmente en un servidor (digamos incluso un lacayo) que en un militante revolucionario.
Pero, para decirlo conscientemente, la declaración que usted ha hecho junto con Safarov afirmando que están dispuestos a extirpar al trotskismo (mientras tratan de guardar cierta apariencia de inocencia), es aún más repugnante. Esto es lo que hará reír a Slepkov. Valía la pena pasar de la Vozdvijenka a la Staraïa Plochtchad8 corriendo los riesgos del artículo 58. Hasta las mismas gallinas podrían reírse de esto.
Ustedes comprenden bien lo que es importante en política. De un punto de vista puramente humano, esto es odioso. Yo le he pedido a Vaganian que le cuente un detalle ritual de los funerales judíos. En el momento de sacar al muerto de la sinagoga para llevarlo al cementerio, un bedel se inclina sobre el difunto, lo llama por su nombre y le dice: “Sábelo bien, tú estás muerto”. Esta es una excelente costumbre.

L. Sosnovsky

26 de Mayo de 1928. Barnaúl. Querido L.D.
Su última carta del 5 de mayo lleva el sello del correo de Alma-Ata del 7 de mayo y me fue entregada el
24 del mismo mes, es decir hace menos de un mes y seis días.
En general he notado, por varias cartas que yo he recibido aquí, una diferencia en las fechas del remitente y las del correo, lo que me hace suponer que hay un doble trabajo de parte de la censura (en la expedición y en la recepción). Una reflexión sobre este tema no sería inútil ya que todos los caminos llevan al mismo lugar.
He recibido en mayo una carta de Radek9. En esta carta hay una frase que exige una respuesta que yo he intentado dar. El escribe que, en cuanto a su composición proletaria, la “mayoría” del partido es un poco mejor de lo que suponíamos antes.
Ante todo, no se entiende claramente que es lo que él quiere decir por “composición proletaria”. A continuación yo le he hecho notar que cuando él la suponía peor que ahora, la mayoría no hacía detener y exiliar a los obreros bolcheviques por centenares. Radek ha comenzado a pensar mejor sobre la composición proletaria del partido, precisamente cuando los arrestos de los obreros bolcheviques han tomado un carácter de masas.
Ahora, acerca de la carta-tesis de Preobrajensky10. Usted había tomado conocimiento de ella. Yo le he respondido primeramente por este telegrama: “Menos diligencia, menos exageración, menos ilusiones: acuérdese del 5 de diciembre de 1923”11. A continuación yo le envié una carta corta.
En general todo el mundo discute esta pregunta: ¿hay un nuevo curso (a izquierda)?, y si existe ¿cuál debe ser nuestra actitud? La juventud (exiliada) lleva una discusión muy apasionada (por carta).
Como usted, yo tengo una gran veneración por Shchedrin12. No tengo en mis manos sus obras, pero puedo recitar de memoria una página entera del “Asile monrépos”. ¿Se acuerda usted de ese personaje que decide ocuparse de los asuntos “internacionales”?
El escuchó decir que el gobierno ruso zarista, después de haber liberado a los “pequeños hermanos” búlgaros ha decidido honrarlos con una constitución. El preguntó a un político búlgaro: “¿Es verdad que ustedes van a tener una constitución?”. El otro le respondió: “En efecto, tendremos una constitución, es decir, un Reglamento de Prohibiciones”.
El diario de Kubtzowsk “El labrador de las Estepas” (Kubtzowsk es una nueva ciudad regional entre Barnaúl y Semipalatinsk) ha publicado el discurso de Stalin pronunciado ante el activismo de Moscú con una redacción un poco modificada. La Pravda escribía: “Nosotros, camaradas, debemos mantener abierta la válvula de la autocrítica”. En el diario de Kubtzowk se ha escrito: “Nosotros, camaradas, debemos mantener abierta la trampa de la autocrítica”.
¿Cuál de estas dos redacciones (juego de palabra en ruso) es la más exacta? ¿Qué es lo que vamos a tener: la autocrítica o el artículo 58? ¿La Constitución o el Reglamento de Prohibiciones?
Creo que todo diagnóstico sería prematuro. Hay un precedente, justamente después del plenario del Comité Central en abril, es decir, después de la decisión sobre la autocrítica, las detenciones se redoblaron. El caso de Bleskow es muy característico. En los recortes de diario que yo le he enviado hay una carta de un cerrajero de la fábrica de Petrovsky (en Ekaterinoslav) dirigida a Zatusky. En esta carta, el cerrajero Bleskow hacía partícipe de sus dudas a Zatusky: se ha abierto un abismo entre los obreros y el partido. Es vergonzoso callarse pero está prohibido hablar: el burgués especialista puede matonear impunemente a los obreros, etc.
Esta carta no estaba destinada a ser publicada, pero Zatusky la dirigió a la redacción con un prefacio halagador. Si este prefacio hubiera sido hecho por un oposicionista se le habría dado una explicación muy simple a este asunto: los oposicionistas son eternos pesimistas, gente sin fe, alarmistas que no ven el lado bueno, etc.
Pero Zatusky es el presidente de la Comisión Central de Control del Partido de Ucrania; persigue no sin éxito a los opositores, es él quien ha recomendado la carta de Bleskow diciendo que traducía fielmente la voluntad y el pensamiento del proletariado.
La Rabotchagaya Gazeta ha desaprobado a Bleskow y a Zatusky en términos muy violentos. Toda una página del diario estaba titulada “Contra los alarmistas y los llorones”. Otra hablaba de “Revelaciones” de Bleskow y del éxtasis desplazado de Zatusky. Este artículo calificaba la crítica de Bleskow de deshonesta y de contrarrevolucionaria. El autor de este artículo estaba muy sorprendido de que Zatusky haya podido presentar esta carta (la de Bleskow) como la expresión del pensamiento de los obreros más avanzados.
Yo ya le he escrito a usted que este ataque de la prensa estaba inspirado por el Comité Central. Algunos hechos nuevos vienen a confirmar mi suposición. Hace algunos días, el líder de la Pravda, al comentar la consigna de la autocrítica, nombraba a la carta de Bleskow como una muestra de una crítica malsana y peligrosa. Sin embargo, Bleskow es un viejo rabcor (corresponsal obrero), conocido de muchas redacciones. Su carta está imbuida de la pena que puede experimentar cada proletario honesto, a quien la obra de la Revolución le es preciada.
¿Podría un menchevique criticar con tanto cuidado todas la imperfecciones de nuestro aparato de Estado, y al mismo tiempo, hacer propuestas prácticas?
¿Y por qué iría él a quejarse personalmente a Zatusky?
Finalmente, no podemos pasar por alto el testimonio de un funcionario tan probado como Zatusky. Es imposible que él pueda confundir la crítica de un llorón-menchevique con la de un obrero honesto.
¡Pobre Zatusky! Ha perdido todo sentido de la realidad ¿Cómo va a rehabilitarse ahora?
¡Y decir que hay aún optimistas que creen en este famoso “curso hacia izquierda”! Si inclusive Zatusky se ha vuelto un sospechoso ¿qué pruebas hace falta todavía? Si usted conoce optimistas de este tipo, enséñeles esta historia de la caída de Zatusky.
Aquí hay otra. Inmediatamente después de la publicación de la carta de Bleskow sobre el “bandidaje papelero” que afectó a todas nuestras fábricas, la Central para la Economía Nacional de Ucrania mandó a hacer una investigación que constatase la exactitud de los dichos de Bleskow. Esto no le ha impedido a Petrovsky (Presidente de la República Soviética de Ucrania) declarar en la Conferencia de los Corresponsales Obreros que en la carta de Bleskow él no encuentra más que cinismo y jactancia ¡Estas son sus auténticas palabras! ¡Una buena demostración del monolitismo y de la homogeneidad de la Dirección de Ucrania! Petrovsky califica de cinismo y jactancia aquello que Zatusky reconoce como la verdadera expresión del pensamiento de los obreros.
Y el proletariado ucraniano lee todo esto y se pregunta: ¿Qué es lo que iremos a tener, la autocrítica o el artículo 58, la Constitución o el Reglamento de Prohibiciones?
¡Yo creo que este es un hecho de una enorme importancia política!
A propósito ¿sabe usted quién era el secretario regional de Stalin? El famoso Moisenko quien se volvió tristemente famoso por sus intervenciones “permanentes” en el XIV Congreso.
Él vociferaba tanto que Zinoviev le decía: todas sus “réplicas” reunidas formarían el discurso más largo del Congreso. Yo recuerdo la cara repugnante de este personaje: una cara de asiduo cliente de las casas de té de las “centurias negras” que el zarismo empleaba en los progromos.
Es este “tipo” quien gobernaba en Yusovka, actualmente Stalino.
Un día el Comité Central le infligió una sanción pública por embriaguez, robo y excesos. Se le ha prohibido igualmente ocupar posiciones de responsabilidad.
De Stalino él se cruzó a Poltava, donde se enteró oficialmente de la decisión del C.C concerniente a sus “proezas” en Stalino. Un camarada exiliado de Poltava me contó cómo este Moisenko llevaba “orgullosamente”la bandera del “leninismo al ciento por ciento” en la última discusión.
Nuestros opositores en Poltava se comportaron como “pollos mojados”. Teniendo en sus manos documentos condenatorios contra este individuo, ellos dudaron en desenmascarar a este “jefe” y en demostrar a los obreros la corrupción del régimen estalinista que tolera semejantes dirigentes en el partido. Ellos no querían, según sus palabras, mezclar los asuntos sucios, de este “tipo”, en la discusión de principios.
¡Qué ingenuos! Esto era tanto o más necesario cuanto que el asunto de Stalino, es decir, el caso Moisenko ya estaba juzgado cuando Moisenko gobernaba en Poltava. El diario con la resolución del CC llegó a Poltava durante el plenario del Comité Regional que presidía el mismo Moisenko.
Los delegados se pasaban secretamente el periódico con la resolución y el “leninista cien por ciento” seguía presidiendo la asamblea.
Yo le aseguro, mi querido L.D, que ninguno de los delegados osó decirle a ese filibustero: “¡Vete sinvergüenza! ¡El C.C te ha desplazado de todo puesto de responsabilidad!”.
No, ellos estaban ahí, con la Pravda en la mano, expectantes. No fue hasta que el periódico cayó en sus manos, que nuestro “héroe” se fue del plenario.
¿Hay un espectáculo más deprimente que este de los delegados que permanecían mudos y escuchaban dócilmente el parloteo de un bribón “negado” por el poder central?
¿Cuál Gogol, cuál Shchedrín podría describir una cobardía más concentrada, más repugnante?
¿Qué se le puede exigir a simples militantes de esta sana organización estalinista (con o sin comillas), si los miembros del Comité, con la resolución del C.C en mano, se quedan hipnotizados como un conejo frente a la serpiente? ¡Ellos se dicen: el C.C está lejos, mientras que Moisenko está aquí presente!
El que habla de la salud de la organización en casos similares, se parece al enfermo ingenuo que le dice al doctor: “¡En general, estoy bien, pero no sé cómo ha desaparecido mi nariz!”.
En efecto, en Artemovsk, en Stalino, en Smolensk, hemos presenciado una verdadera parálisis de varias organizaciones. ¿Y el proceso de Chajty? Yo he leído con mucha atención el acto de acusación de los inculpados de Chajty. Da la impresión de un drama en el desierto. ¡Ninguno, ni los sindicatos, ni los soviets, ni la RKI (Inspección Obrera y Campesina), ni organizaciones de la economía nacional; ninguno fue un obstáculo! ¡Esta ausencia total es aterradora! Acuérdese del tratado de Lenin: “¿Se sostendrán los bolcheviques en el poder?”13. Él deposita su confianza en cada obrero, cada soldado, cada obrera para la construcción del Estado soviético. ¡Y ahora, en su onceavo año de existencia, la cuenca del Donetz es un desastre!
Vuelvo a mis reflexiones sobre el sistema. Querido L.D, es necesario pensar en esto incluso desde el punto de vista del futuro.
Sacando el régimen estalinista, siempre queda la cuestión de saber hasta qué punto este sistema combinado de Estado-sindicato-cooperativa-partido-juventud, permite ver todo desde lo alto.
Tome como ejemplo Smolensk. A la cabeza de este distrito se encontraban verdaderos bandidos. En la base no se levantó ninguna voz para denunciar a esta banda ante del C.C y la Comisión Central de Control. Millares de encubridores taciturnos con sus carnet del partido en el bolsillo (sobre esto, los sin-partido disgustados llaman a esa carta “el carnet de pan”). Y en las alturas, todo un enjambre de instructores y controladores que vienen a inspeccionar, revisar y dar órdenes a todo el departamento de Smolensk, cada uno en su rama (Partido, Juventudes, C.G.T, Comisariados del Pueblo, Cooperativas, etc.) Yo creo que, si hubiera venido, enviado por cualquiera de esas organizaciones, a este pueblo gobernado por una banda de “compadres” cuyas “proezas” saltan a los ojos, habría visto enseguida que en el departamento hay “algo que anda mal”. Si los dirigentes del partido son así ¿cómo deben ser los economistas, los comerciantes, los cooperativistas, a quienes la NEP los afecta de cerca? Y aún más, un detalle bizarro: en todos estos asuntos (Artemovsk, Stalino, Smolensk, aparte de Chajty), la GPU no jugó ningún rol. Así, todas estas “langostas” de instructores, controladores y revisores no vieron nada y pusieron su firma en las actas, diciendo que encontraban las cosas “en perfecto estado”.
Otro enjambre de “langostas” se queda en el centro para “aclarar” los informes, los diagramas, los gráficos. Se basan en las actas que llegan de Smolensk, Artemovsk, Stalino y otros. Estas tablas y diagramas les sirven como material para los reportes y exposiciones en los congresos en donde se pronuncian discursos de 6 horas. Incluso en el Congreso de las Juventudes, un tal Rujimovich acompaña su interminable exposición de largos y no menos interminables diagramas sobre la industria. Si pensamos que bajo Lomov, la dirección de la Cuenca de Donetz hubiera podido caer en manos de contrarrevolucionarios, se ve cual es el valor que hay que darle a las estadísticas y al control.
Pero ¿cuánto dinero nos ha costado el control y la contabilidad de la economía de Smolensk-Artemovsk- Stalino? Por supuesto, yo no estoy por la eliminación de las cifras, pero creo que éstas se han tragado demasiados millones que nosotros necesitamos para la industrialización, las viviendas, la educación, etc. Ahora bien, en lugar de esta información engañosa, nos es necesario encontrar los medios para una información justa que reflejaría el verdadero estado de las cosas.
Mire adonde nos lleva este absurdo de papeleos y de burocratismo. Yo tuve la oportunidad de ver en el VSNGH (Concejo de la Economía Nacional) el sistema (muy ingenioso) de movimiento de los expedientes, entre diferentes servicios. Como he dicho, el movimiento es muy ingenioso. Pero esto es lo que pasa al final de ese movimiento. En el VSNGH hay un pequeño hombre que sólo pega las estampillas en los paquetes a expedir y los envía al correo. Tanto uno como otro no son trabajos muy complicados. Pero este pequeño hombre se pone a beber vodka que conseguía a cambio de las estampillas que tenía a su cargo. Amontonaba los paquetes en un viejo armario. La mitad del correo del VSNGH iba a la oficina postal, la otra descansaba tranquilamente en su armario.
Este asunto no fue descubierto hasta que el borracho ya había sido despedido de esa administración. Alguien abrió por azar el viejo armario y allí encontró todo el stock de paquetes y de la correspondencia del VSNGH.
Es necesario pensar que el mecanismo de todo el trabajo del VSNGH ha sido concebido de tal manera que el control automático de todos los engranajes del aparato es imposible.
Trate de volver a montar todas las piezas de un automóvil y olvidar una: esto se notaría al momento de ponerlo en marcha. En el VSNGH se enviaban paquetes urgentes e incluso muy urgentes (por ejemplo, para la campaña de la siderurgia), mientras que esos paquetes enterrados en el armario no inquietaron en lo absoluto, ni por lo alto ni por lo bajo, al mínimo engranaje del mecanismo del VSNGH.
Que los paquetes hubieran llegado a destino, que fueran enterrados en “algún lugar seguro”, nuestros chupatintas no se inquietan por tan poco ¿Es su trabajo de alguna utilidad para alguien? Esto no los atormenta. En la Vieja Plaza, el aparato de Stalin ha crecido hasta las 12.000 personas ¡Y en Kherson, y en Odesa! Todo el mundo conoce ahora el caso del famoso Asatkin en Vladimir, caso que fue acallado por sus protectores (de Asatkin) y que se parece mucho al caso de Smolensk: ahí se descubrió un fondo de 2 millones a disposición del comité regional destinado a la corrupción del aparato, con el fin de volver dócil al secretariado. Y la misma historia se repite en muchos otros lugares.
Aparte de la democracia interna en el Partido, incluso es necesario revisar cuidadosamente el “funcionamiento” de todos los otros aparatos.
No es inútil para esto acordarse de nuestro pequeño mecanismo opositor del tiempo de la discusión. Una pieza, un mecanógrafo, un teléfono. Contra nosotros, todo el Leviatán de Uglanov14 con sus radios de acción y sus instituciones “accesorias” que se encuentran no lejos de la calle Miasnitzkaja. Y aún luchábamos.

L. Sosnosvky