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Cuadernos 15 - Los trotskistas contra Stalin

Lev Semionovich Sosnovsky

Lev Semionovich Sosnovsky

Jean-Jacques Marie

Nota: Les bolchéviks par eux-mêmes, Georges Haupt y Jean-Jacques Marie, Maspéro, 1969, p. 238-239. Traducido al español para este cuaderno por Rossana Cortez.

Periodista irónico y apasionado, Sosnovsky se convirtió desde el fin de la guerra civil en el símbolo de dos combates complementarios, según él: la lucha contra la burocracia y la lucha contra los kulaks que llevó adelante en las columnas de la Pravda y en las de Bednota1, del que fue redactor en jefe desde 1918 a 1924. Miembro del Comité Ejecutivo Central y uno de los portavoces de su fracción comunista, pronto orientó su intransigencia hacia la maquinaria del Partido y del Estado. En sus artículos, muestra a esos “aparatchiki que no son ni fríos ni cálidos”, desmenuzando todas las circulares, grabando, anotando, llenando montones de papeles, clasificando, sellando, etiquetando y que “están contentos cuando reina la calma en su organización”.
Apoya a Trotsky en la querella sindical en 1920-21, es uno de los firmantes de la carta denominada “de los 46”, miembro de la Oposición de Izquierda, luego de la Oposición Conjunta. En 1924, toma parte decisivamente en el famoso caso de Dymovka, en donde desenmascara a los asesinos de un Selkor (corresponsal campesino) del periódico Bednota, lo que le permite lanzar ataques brutales contra los kulaks, a quienes acusa de haber tramado el asesinato.
El XV Congreso lo expulsa por trotskista. Yaroslavsky cuenta a los presentes que Sosnovsky había declarado a la Comisión Central de Control: el Partido se ha aniquilado al mismo nivel que el Kuomintang. Fue deportado en 1928 y, en el verano de ese mismo año, desde su lugar de deportación, Barnaúl, escribe y dirige a Trotsky tres “cartas del exilio”y una cuarta carta al oposicionista Vardin que acababa de capitular. Estas cartas le valen ser condenado a seis años de prisión en la cárcel de aislamiento de Cheliabinsk. Las cuatro cartas fueron publicadas en el núm. 3-4 del Boletín de la Oposición [Dos de estas cartas se publican en este cuaderno (N.deE.)]. Sosnovsky estudia en Siberia todos los síntomas de la lucha entre el bedniak (campesino pobre) y el kulak (campesino rico) cuya existencia acaba de ser admitida oficialmente, y relata las palabras de un bedniak descontento: “Los mitines para el bedniak, las tierras para el kulak”. El 30 de mayo de 1928 escribe a Vardin, quien se unió a Stalin al descubrir los males del “antiguo trotskismo”: “Con semejante filosofía, uno se convierte más fácilmente en un servidor (digamos incluso un lacayo) que en un militante revolucionario (…) Yo le he pedido a Vaganian que le cuente un detalle ritual de los funerales judíos. En el momento de sacar al muerto de la sinagoga para llevarlo al cementerio, un bedel se inclina sobre el difunto, lo llama por su nombre y le dice: ‘Sábelo bien, tú estás muerto’. Esta es una excelente costumbre”.
Sosnovsky resiste durante mucho tiempo las presiones y las amenazas. Uno de sus guardias es fusilado por haber transmitido una carta suya. El 27 de febrero de 1934, pocos días después del XVII Congreso, el “Congreso de los vencedores”, capitula. Trotsky comenta: “Las declaraciones de capitulación de Sosnovsky y de Preobrajenski revelan el mismo estado de ánimo: cierran los ojos ante la situación del proletariado internacional. Esto es solamente lo que puede darles la posibilidad de aceptar las perspectivas nacionales de la burocracia soviética.” En 1935, Sosnovsky es reintegrado al Partido. En 1936 es expulsado nuevamente del Partido, luego fusilado ese mismo año, porque se niega a prestarse a la comedia de las confesiones fraguadas.