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Cuadernos 15 - Los trotskistas contra Stalin

Cómo criticar a los centristas

Cómo criticar a los centristas

León Trotsky, 22 de octubre de 1928

Nota: Carta dirigida a los oposicionistas exiliados en Cheboksary, capital de la República de Chuvasia, sobre el río Volga, a ochenta millas al oeste de Kazan. Esta carta ofrece un perfeccionamiento de la descripción de Trotsky sobre el giro a izquierda y sus implicancias para la política de la Oposición.
Trotsky estaba trabajando en una polémica contra Stalin, Bujarin y Zinoviev sobre la revolución permanente y otras cuestiones de teoría marxista, cuando recibió, casi al mismo momento de su carta, el largo memorándum de Radek (“sobre la revolución democrática”), que criticaba el concepto de la revolución permanente de Trotsky y expresaba un temor de que la Oposición perdiera su influencia si seguía aislada del partido.
Trotsky dejó de lado su trabajo“contra la ideología oficial de la era de la reacción” para responder a Radek, de acuerdo con la sección introductoria de la Revolución Permanente de Trotsky (de“octubre de 1928”). Aparentemente, adaptó partes sustanciales de su borrador para usarlo en la Revolución Permanente.
Con el permiso de la Biblioteca de la Universidad de Harvard. Traducido del ruso por George Sunders.
Traducido de la versión inglesa del original ruso de The Challenge of the Left Opposition (1928-1929) editado por Pathfinder Press, New York, 1981. Traducción para Cuadernos por Celeste Murillo.

Estimados camaradas de Cheboksary:

Respondo su carta del 22 de septiembre con un poco de demora porque he estado muy ocupado durante las últimas semanas. Contestaré punto por punto:
1. Mi salud durante el periodo reciente ha mejorado considerablemente, después del uso prolongado de quinina. Estoy trabajando nuevamente sin interrupciones. Me estoy preparando para un gran viaje de caza. Si la malaria regresará este otoño o no, el futuro dirá.
2. Estoy muy contento por sus comentarios sobre la “Crítica del proyecto de Programa”1. Lamentablemente, el trabajo debió escribirse muy rápidamente. Después de enviarlo, encontré algunas deficiencias, y desde entonces he hallado en mis archivos algunas trascripciones, citas y documentos que podrían aprovecharse para complementar y precisar lo que se dice en la crítica. En fin, ya es tarde, ¿qué podemos hacer? Lo diremos en otro momento.
3. Espero que les llegue “La cuestión china después del VI Congreso”. Este trabajo está dedicado a las tareas y perspectivas inmediatas en China y, en particular, presenta los argumentos para la consigna de Asamblea Constituyente.
4. Ustedes plantean la cuestión de la “revolución permanente”, por así decirlo, desde un punto de vista retrospectivo, es decir, mirando hacia el pasado. Sí, la cuestión ha sido planteada y debe ser respondida. Tengo un borrador inicial sobre este tema, contra Stalin y Bujarin, quienes jamás han comprendido el enfoque de Lenin o el mío sobre la cuestión, y contraponen ambos enfoques precisamente en el área fundamental que más los une. Cuando me libere de las tareas más urgentes, retomaré la “revolución permanente”, esto es, terminaré el viejo borrador. Necesitaré no menos de dos o tres semanas para eso, sin embargo, porque es un tema muy amplio.
5. Me dan una buena “paliza” por las formas en que he definido el “curso de izquierda”. Con bastante habilidad critican, debo confesar, todas las imperfecciones de mi terminología con respecto al zigzag centrista. Algunas veces hablo de un “giro”, otras, de “cambio”; en un lugar hablo de un giro que “se está llevando a cabo”, y en otro, de uno que “ha sido llevado a cabo”; y así sucesivamente. Todo esto es real, pero aquí ustedes tienden, aunque levemente, a reemplazar gramática por política. Ninguna ciencia ha creado una terminología precisa para los zigzag centristas. Se llevó a cabo un giro (por supuesto, un giro hasta cierto punto) en febrero; esto es, se produjo un cambio de dirección en el curso. Pero este giro a izquierda todavía “se está llevando a cabo”, dado que se está extendiendo a otros países y otros partidos (por ejemplo, el partido checoslovaco). Cuando uno analiza un proceso que no ha terminado, y una contradicción interna en él, puede caer en esquematismos si busca una terminología precisa y acabada y coloca períodos donde no debería.
Por lo tanto, podría entenderse que su carta dice que la lucha de la derecha contra los centristas ha terminado y que julio fue el balance definitivo. La carta del camarada Nevelson2 concede la posibilidad de que en una determinada nueva etapa los centristas podrían acercarse a nosotros (por supuesto, sólo influenciados por importantes causas objetivas: contradicciones, presión de las masas, etc.). Discuto este tema con mayor detalle, sin embargo, en la carta a algunos camaradas, que adjunto [ver “Los peligros del bonapartismo y el rol de la Oposición”, publicado en este Cuaderno] y que por lo tanto no repetiré.
6. El camarada Nevelson, en su carta sobre la dirección de nuestro ataque, llega a la absoluta e indiscutible conclusión de que nuestro principal ataque debe ser dirigido contra el centrismo como el camuflaje y la fuente de apoyo para la derecha en el partido. Lamentablemente, el camarada Nevelson no se dio cuenta de que eso es lo que hemos venido haciendo todo este tiempo. ¿Contra quién dirigimos nuestro ataque en todos nuestros artículos y discursos, en la Plataforma, etc.? Contra Stalin. Y contra Bujarin, en la medida que este último se identificó él mismo con Stalin. En nuestra Plataforma dedicamos una docena de líneas a la derecha. Simplemente señalamos su presencia. No es necesario más que eso para los trabajadores. En su forma abierta y directa, la derecha no atrae a los trabajadores. Todo el fuego de nuestra crítica, todo este tiempo, se ha concentrado casi exclusivamente en los centristas.
Pero existe otro aspecto no menos importante que no puede ser dejado de lado. Los centristas se apoyan, mediante el aparato del partido, en la masa indiferenciada de los miembros del partido, incluso de los trabajadores. La derecha se apoya, mediante el aparato del Soviet [a saber, gobierno], en los nuevos propietarios. Hasta aquí, el centro y la derecha han hablado y actuado “monolíticamente”. Stalin usa todo el poder de los elementos propietarios contra nosotros y usa el apoyo de los trabajadores contra Rykov. Una ruptura entre el centro y la derecha significaría una fisura de clase, donde los elementos propietarios arrastrarían a Rykov mucho más a la derecha y los trabajadores empujarían a Stalin mucho más a la izquierda. A largo plazo, podría haber una guerra civil entre nosotros y el ejército de la derecha, y un frente común entre nosotros y el ejército de los centristas. Hablo deliberadamente de ejércitos, a saber, de clases, y no de los pequeños grupos de las alturas. Sería un suicidio seguro suavizar nuestra crítica al centrismo con el objetivo de acercarnos a las masas que hoy siguen a los centristas. Sin embargo, es absolutamente correcto y políticamente útil, para llamar a estas masas, decir: “¿Temen que haya una ruptura?
¿Temen que haya conmoción? Entonces permítannos intentar dar el giro que se está llevando o ha sido llevado a cabo por su dirección –en la que ustedes confían pero nosotros no, en lo más mínimo–, permítannos intentar dar este giro (esté completo o en proceso) hacia un punto de partida para un verdadero curso de izquierda. Estamos listos para ayudarlos durante todo este camino. Para empezar, permítannos plantear a la dirección una serie de demandas modestas (el regreso de los oposicionistas al partido, una preparación decente para el nuevo Congreso partidario, una reducción del presupuesto del partido, etc.) y de esa forma permítannos probar la línea política y la simple honestidad de la dirección”. Esta forma de abordar al público es absolutamente correcta. En una célula o en una reunión de trabajadores todos los oposicionistas harían exactamente este planteo, si son bolcheviques-leninistas y no centralistas democráticos desenfrenados que le han dado la espalda al partido, habiendo tomado la decisión de que “el partido es un cadáver” (V. Smirnov). En la medida que este tono de mi planteo al público les moleste, en ese caso, me parece que se equivocan. No hay concesiones de principios en mi enfoque. Puesto que no está excluida la posibilidad de que el zigzag a izquierda se transforme en giro a izquierda (no estaba excluida ayer y puede probarse que no estará excluida mañana) –con una condición muy pequeña–: la creciente actividad de las masas y la creciente influencia de la Oposición sobre esas masas.
Con eso terminaré. Temo haber escrito demasiado y en algunos casos haber exagerado tanto con respecto al pasado como al presente. Sin embargo, por favor no se tomen esto a pecho. Sólo puedo alegrarme por su tan atenta y meticulosa lectura de nuestros documentos. La meticulosidad es una gran vieja tradición marxista.
Estrecho sus manos y les deseo lo mejor a todos.